Transcurrían aproximadamente las 18 del día lunes cuando el vecino Ezequiel Russo se encontraba en la vereda de su trabajo, una agencia de autos nuevos y usados situada en avenida Larrabure y pudo observar un hecho que cautivó su atención. Es que un perro callejero que atravesaba la calle fue impactado por un colectivo de línea, quedando el can lastimado y postrado a la vera del camino. “Lo primero que me llamó la atención fue que el chofer del micro nunca atinó a frenar, si no que continuó su marcha como si nada hubiera sucedido”, indicó el joven, añadiendo además que “al ratito pasó un móvil de Seguridad Ciudadana al cual le solicitamos que detuviera su marcha para que nos explicara qué podíamos hacer con el animal, a dónde podíamos llevarlo para que fuera atendido, a lo que los oficiales contestaron yéndose del lugar, sin darnos respuesta alguna”.
Ante la falta de respuestas, Russo decidió cargar al perrito en la parte trasera de una camioneta para trasladarlo hacia algún consultorio veterinario donde pudieran sanar las heridas del can, pero fue allí donde tuvo que vivir un momento desagradable que se repitió en dos oportunidades. “Fui a dos veterinarias y ninguna me quiso atender al perro, aludiendo que ellos no se hacían responsables de los perros callejeros. A pesar de mi insistencia, aludiendo que se olvidaran que era un animal callejero e hicieran de cuenta que el animal era de mi propiedad y que yo iba a hacerme cargo de todos los gastos que implicaran su atención, siguieron en su postura negativa, por lo que me retiré totalmente indignado desde ambos lugares”, expresó el vecino.
Desesperado por la situación y viendo que se aproximaba el cierre de los comercios (a las 20), Ezequiel decidió llamar a la Municipalidad para pedir ayuda y allí por fortuna se encontró con una buena respuesta. “Me dijeron que lo llevara a una veterinaria en la calle San Juan, entre México y Estados Unidos y allí me atendió un médico veterinario que realmente me brindó una atención espectacular. Atendió al perro de manera desinteresada, cosa que nadie quiso hacer, y encima no quiso cobrarme ni un centavo”.
Final feliz para una historia que no comenzó del todo bien para este vecino que ahora está cuidando al animal en su casa, a la espera de que aparezca alguien que quiera adoptar a la mascota.