En la sección Los lectores también escriben, Gustavo González escribió la nota “Padres irresponsables” en respuesta a la mía del 2/12 “Sobre los siniestros de tránsito”, en la que deja de lado la responsabilidad del Gobierno local como autoridad de aplicación y control de las normas de tránsito, para poner a los padres como únicos responsables del fenómeno, haciendo juicios que carecen de argumentos y que, por supuesto, no comparto.
González me acusa de aprovecharme de la muerte de la joven en un siniestro para cuestionar al Gobierno local, encuadrando sus críticas dentro del marco de la pugna ideológica corriente, cuando en ningún momento hice referencia a percepciones subjetivas, como del tipo “a mí me parece” sino al conocimiento objetivo de los hechos, es claro para mí que la ideología no es conocimiento.
Y no lo hice no porque esté mal tener ideología, de hecho todos la tenemos, sino porque no aporta nada a la problemática de los siniestros viales que tiene una permanencia de 22 años y sigue siendo la principal causa de muerte en Argentina.
Por eso mi nota se remite a las disciplinas involucradas en la problemática (la sociología y la política) para después señalar tres alternativas posibles que hacen que las proposiciones, no coincidan con los resultados que se esperan: a) hay un diagnóstico equivocado sobre las causas que producen el fenómeno b) hay un error de cálculo en la aplicación de las políticas o c) hay una mezcla de las dos cuestiones que hay revisarlas porque del error también se aprende y esto nos permite corregirlos.
Ahora bien, si la sociología y la política son conocimientos para aplicar, hace falta tener una noción más clara de lo que es aplicable o inaplicable y nuestra idea de aplicabilidad no tiene que ver con la fuerza que dispone el Estado para imponer un proyecto. Toda la fuerza del mundo, no es capaz de impedir que la aplicación de un proyecto fracase.
En otras palabras, el objetivo de controlar y reducir los siniestros de tránsito debe ser compartido por toda la sociedad por lo que las proposiciones deben ser positivas y deseables, es decir, los procedimientos no deben ser arbitrarios y desproporcionados por lo contrario deben ser razonables, antes que racionales.
Y por último en la nota de referencia, planteo que si la franja etaria más afectada (de 16 a 21 años) por los siniestros es “difícil de controlar”, es porque hay errores de cálculos entre los fines y los medios que indican claramente que hay que cambiar de estrategias y revisar procedimientos para poner a los jóvenes de nuestro lado, cuestión que no es difícil ni imposible si contamos con una fuerza policial capacitada y especializada y si desechamos definitivamente la idea de perseguir y reprimir a los jóvenes debemos lograr hacer un acuerdo con los distintos grupos para compatibilizar compromisos y procedimientos para luchar más eficientemente contra este flagelo.
De hecho no hace mucho tiempo un grupo de jóvenes se manifestó públicamente a favor de un acuerdo por ajustarse a los procedimientos fijados por la ley, a cambio de que no se secuestraran los vehículos, porque esto les impedía cumplir con sus obligaciones y les generaba serios inconvenientes y esto sería claramente mejor que tener a los jóvenes en la vereda opuesta.
Sobre los dichos de González se justifican en la defensa del Gobierno local y está en su derecho, pero no tiene ninguna importancia, ni aplicación práctica para resolver el problema de los siniestros.
Juan Quiñones