Escribe: María Elena Caillet Bois
Profesora de Historia
(Instituto del Profesorado Mariano Moreno, Bell Ville)
Licenciada en Historia
(Universidad Católica, Córdoba)
Diplomada Superior en Ciencias Sociales
(Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso, Buenos Aires)
Autora de varios libros como: Yo amo la historia, Hay otra historia II y III, Los argentinos ¿por qué estamos como estamos?, Comprendamos historia 7, 8 y 9, Cómo enseñar historia y no quedar en el intento, Cabios paradigmáticos, etcétera. Coautora con el inolvidable Bernardino Calvo de: Siglo XX, un siglo de desencuentros.
Autora de: El diario de la historia, publicado por L.V.I. con motivo del Bicentenario.
Raro título para comenzar una serie de notas referidas al amor, como si el amor no fuera por sí mismo historia, presente, futuro, pureza, ternura; en fin, caben en esta pequeña pero enorme palabra todos los calificativos posibles.
Puede decirse de él muchas cosas, pero no se puede ignorar que el amor mueve al mundo, lo endulza, engolosina y por qué no, le da ese toque mágico que algunos denominan simplemente sentido.
Por eso en esta serie de notas nos referiremos a esos amores insólitos, profundos, algunos protagonizados por gente común, otros por hombres y mujeres que pasaron a la historia, pero todos, todos, imbuidos de encuentros, desencuentros y... una inmensa pasión.
No seguiremos orden cronológico alguno al presentarlos, sólo el orden emocional, ese que nos despertó el deseo de investigarlos, reconstruirlos y darlos a conocer.
PPero... ¿puede contarse una historia de amor sin saber dónde, en qué momento y cómo sucedió? Creemos que no. Por eso comenzaremos situándonos en la hoy populosa ciudad de Villa María(1) a fines del Siglo XIX.
La Argentina para esa época y después de muchas vicisitudes y sinsabores, ha logrado unirse; los caudillos, entre ellos el “Chacho” Peñaloza, Felipe Varela y tantos otros, han sido derrotados y la Nación marcha lentamente, pero sin pausa, ha insertarse en el mercado mundial como proveedora de materias primas; de ahí la tan mentirosa Campaña al Desierto, mentirosa desde el mismo título con que se la recuerda, ya que si era desierto, no había necesidad de una campaña armada.
Hasta aquí el contexto, ahora los protagonistas. Dorotea vive en una estancia cercana a la actual Villa María, por esa razón diremos que es villamariense. Ha pasado de una vida acomodada a una vida llena de sufrimiento, su madre abandonó la familia cuando ella era una niña y su padre buscó consuelo en el juego y la bebida, perdiendo, poco a poco, no sólo los bienes materiales, sino también su dignidad.
Es Dorotea, única mujer en una familia de cinco hermanos, la que carga con el peso de la situación; es Dorotea la que es insultada por el solo hecho de ser mujer, la que debe buscar a don Evaristo, totalmente beodo en la pulpería de los Alvarez, la que soporta las insinuaciones del dueño de la pulpería, que quiere cobrar las deudas de su padre a través de Dorotea, como si ella fuese una mercancía dispuesta a ofrecerse al mejor postor.
Es en esas circunstancias cuando un malón atraviesa la ciudad y Dorotea, con sólo 14 años, se convierte en cautiva de los indios ranqueles.
Una nueva vida comienza para nuestra protagonista, pensamientos encontrados se agolpan en su mente, no extrañará su triste vida, pero ¿qué le espera en las tolderías?
Veamos... ahora es doncella de la tercera esposa de Cañumil o Barba de Oro, jefe de la tribu y el otro protagonista de esta historia.
Soñadora del Río, tal el nombre con el que se conoce a la tercera esposa de Cañumil, fallece tras un parto demasiado difícil y Dorotea queda sin trabajo y sin amparo.
Asediada por las otras cautivas y algunas naturales que ven en esta hermosa mujer una rival de cuidado, es atacada a golpes; sabe defenderse, lo ha aprendido desde muy chica, sólo algunas contusiones y el mal momento vivido son las secuelas.
Es en esas circunstancias es cuando Cañumil repara en Dorotea.
En ti los ríos cantan
y mi alma en ellos huye.
Como tú lo desees
y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino
en tu arco de esperanza.
Y soltaré en delirio
mi bandada de flechas.
Pablo Neruda
El amor ha golpeado a su puerta y con el nombre de Lucero rojo, nombre que alude al color de sus cabellos, se convertirá en la nueva esposa de Barba de Oro.
Por primera vez Dorotea se siente querida, tres hijos coronan ese amor, pero también por primera vez Lucero Rojo se siente importante, sabe leer, escribir y eso la ha convertido en la mano derecha de Cañumil, tanto que ella misma dice que es “su primer ministro”.
Es ella la depositaria de los secretos de su esposo, es ella la que redacta las cartas que Barba de Oro envía a los soldados y es ella también la que ocupa un lugar de privilegio dentro del ejército de los ranqueles.
Hasta aquí, todo marcha de maravillas, pero...
El proyecto de país necesita tierras, la campaña ahora en manos del general Julio Argentino Roca se vuelve más agresiva, los ranqueles son derrotados, sus tierras repartidas entre unos pocos, el mal llamado desierto conquistado deja más de 1.500 indios muertos, 3.000 prisioneros y otros tantos entregados voluntariamente; entre los prisioneros está Cañumil.
Lucero Rojo y sus tres hijos quedan en las tolderías, ¿podrán llevar la vida que quieren?
De cadáveres, de troncos,
miembros, sangre y osamentas,
entremezclados con vivos,
cubierto aquel campo queda,
donde poco antes la tribu
llegó alegre y tan soberbia.
La noche en tanto camina;
Triste, encapotada y negra.
Y la desmayada luz
de las festivas hogueras
sólo alumbra los estragos
de aquella bárbara fiesta
La Cautiva, Esteban Echeverría
(fragmento)
Indudablemente ya nada será lo que era, los soldados han llegado a las tolderías, dos cautivas de Villa María y una de Río Cuarto se alegran de volver a la “civilización”, menos... Dorotea; ella se pregunta ¿dónde está la civilización?, ¿cuál es? Tiene muy frescos los recuerdos... ha visto el proceder de los soldados en las tolderías, ha presenciado el atropello hacia las indias, ella misma ha sufrido un intento de violación por parte de su “salvador” Lisandro Cáceres. Además, piensa en sus hijos, ellos se sienten indios, ¿cómo serán recibidos? ¿Qué dirán sus parientes? ¿De qué van a vivir? No, no está en sus planes volver a Villa María.
Pero la vida tiene sorpresas; Lisandro se enamora de esta altiva mujer y desobedeciendo órdenes de sus superiores, la esconde junto a sus hijos.
Ella logra convivir en paz con Lisandro, pero no hay amor correspondido, incluso él le suplica que le diga que no estaba enamorada de Cañumil, ella lo mira largamente y repite una y otra vez: “Yo no miento”.
Al poco tiempo son descubiertos, Cáceres es degradado, la carrera militar a la que dedicó su vida termina abruptamente y Lucero Rojo junto a sus hijos y fuertemente custodiada vuelve a su pago, no se le perdona haberse negado a ser rescatada.
Un desenlace inesperado y varias vidas truncadas.
...Daban ganas de maldecir
la gloriosa conquista.
Lamentando que todo aquel desierto
no se hallase aún en manos
de Reuque o de Sayhueque.
La guerra al malón,
Comandante Prado
"El amor es
la única fuerza
capaz de transformar
a un enemigo en amigo".
M. Luther King
“...El año 1879 tendrá en los anales de la República Argentina una importancia mucho más considerable que la que le han atribuido los contemporáneos... este acontecimiento es la supresión de los indios ladrones que ocupaban el sur de nuestro territorio... Se trataba de conquistar un área de 15.000 leguas cuadradas ocupadas cuando menos por unas 15.000 almas; pasa por 14.000 el número de muertos y prisioneros que ha reportado la campaña… era necesario conquistar real y eficazmente esas 15.000 leguas, limpiarlas de indios de un modo tan absoluto, tan incuestionable, que la más asustadizas de las asustadizas cosas del mundo...”.
Fragmentos del Informe Oficial de la Comisión Científica
agregada al Estado Mayor General de la expedición al Río Negro (Patagonia), realizada en 1879, bajo las órdenes del
general Julio A. Roca
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