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16 de Diciembre de 2012
Coleccionable Transitando los caminos de la historia Nota Nº 321
1984: Consulta popular por el Beagle
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Entre nuestro país y Chile se mantenían conflictos fronterizos, quizás el más importante era la discusión de la soberanía de las islas en el Canal de Beagle y el Cabo de Hornos, entre los océanos Pacífico y Atlántico. En 1984 la mediación del Papa, a la cual estaba sometido el diferendo, produjo una posible solución. El Gobierno nacional de entonces decidió someter la propuesta a una consulta popular no vinculante en la cual los ciudadanos opinaran acerca del tratado que podía firmarse.

Conflicto, contexto y
propuesta


El conflicto venía desde hacía décadas. Habían participado gobiernos democráticos y también de facto ensayando distintas estrategias. Incluso intervino el Tribunal de la Haya que dictó un fallo arbitral que no fue aceptado por los países. El 2 de mayo de 1977 se conoció el laudo arbitral de la Corona Británica que Argentina rechazó. En 1978 la dictadura cívico militar liderada por Videla entró en una escalada que estuvo a punto de arrastrarnos a un conflicto armado con el vecino país. En 1984 el Comité Departamental de la Unión Cívica Radical (UCR) escribió “ambos países se prepararon para un enfrentamiento armado, en nuestra ciudad se hacían especulaciones sobre la posibilidad de que aviones chilenos bombardearan la Fábrica Militar de Pólvora”. Lo cierto es que para 1978 varios villamarienses, que cumplían con el servicio militar obligatorio, estuvieron destinados en la frontera con Chile y vieron muy de cerca la posibilidad de conflicto armado. El 8 de enero de 1979 se firmó el Acuerdo de Montevideo en el cual los dos países solicitaban la mediación del Papa. El primer gobierno de la recuperación democrática de 1983 heredó el conflicto sin que la mediación papal hubiera llevado a la solución. Se retoman las negociaciones y se conoció el laudo papal. En la propuesta del tratado para la solución del conflicto Chile se quedaba con la soberanía de islas en litigio. Algunas voces se elevaron criticando y otras apoyando. El Gobierno nacional llamó a una consulta popular no vinculante para el 25 de noviembre de 1984 donde se podría votar por el Sí o por el No al tratado.

La situación del país era altamente compleja: en 1984 la inflación rondó el 700%; Isabel de Perón visitó el país y fue proclamada presidenta del Partido Justicialista (PJ); en el avión que debía regresar a España se descubrió una bomba; hubo detenidos por bombas en el estadio de Vélez Sarsfield donde hablaría Alfonsín al cierre de la campaña por el Sí. En ese mismo año el Gobierno tuvo su primera derrota parlamentaria al no poder aprobar el proyecto de ley en el que proponía la reforma sindical que establecía control judicial en las elecciones en los sindicatos y la incorporación de representación por las minorías. También fue el año en que la Conadep entregó su informe acerca de los crímenes durante la dictadura cívico militar. En el peronismo existían reacomodamientos internos que se expresaban en una importante conflictividad del movimiento. En tanto en el partido oficialista las luchas intestinas también hacían lo suyo, incluso eran públicos los conflictos entre líneas radicales en el municipio local.


Posiciones

El llamado a la consulta despertó un gran debate en el país, quizás el más recordado es el que enfrentó al entonces canciller Dante Caputo y al senador peronista Vicente Saadi y que fuera transmitido por radio y televisión. A nivel local se realizaron actos y se produjeron debates entre los diferentes sectores que expresaron sus posiciones en relación a la consulta. El Comité Departamental de la UCR como parte de la campaña por el Sí realizó una conferencia de prensa en la que convocó a “ejercer activamente su derecho a opinar… fundamentando su posición en la paz, la integración latinoamericana, la historia y todos los antecedentes que nos llevan a una situación que debe ser solucionada…” .

Por su parte la Juventud del Trabajo, del Partido del Trabajo y del Pueblo, llamó a votar por la afirmativa, aunque planteaba diferencias con el Gobierno nacional. En el comunicado entregado a la prensa local acusaba al presidente Alfonsín de no haber consultado al Congreso Nacional para decidir la implementación del mecanismo participativo; de usar el mismo para distraer la atención del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de darle un carácter voluntario al sufragio cuestión que decían sumado a la posición abstencionista del justicialismo haría que pocos ciudadanos votaran. Ante lo cual esta juventud política sostenía que el voto debía ser “una obligación patriótica” para cada joven argentino.

La posición abstencionista era sostenida por las autoridades nacionales del PJ aunque algunos sectores del movimiento peronista apoyaron el sí. Cerca del acto eleccionario el Consejo Nacional del PJ advirtió acerca de “las irregularidades que rodea la consulta”, la que según decía dividía “a los argentinos en falsas opciones, perturba la paz interior y genera excesos verbales en las más altas magistraturas de la República”. Para los justicialistas la consulta era innecesaria y arbitraria por lo cual llamaban a la abstención. Similar posición era sostenida por el teniente general, retirado, Juan Carlos Onganía. El militar golpista, que derrocara a Arturo Illia en 1966, hizo conocer su opinión mediante un comunicado que entregó a la prensa porteña. Decía que la consulta era una “frivolidad política” y pedía que los ciudadanos se abstuvieran de votar, en especial aquellos que “se debaten en la confusión que el Gobierno no aclara, o comprenden que es menester responder así al intento de instaurar en la Argentina, el sistema de democracia participativa, que es el eufemismo que en otras latitudes se aplica a la dictadura colectivista”. Esta era una posición bastante esperable de parte del general golpista que no veía sino un riesgo en el acto democrático de consulta a la población.

También existieron presentaciones ante la Corte Suprema de Justicia pidiendo que se declarara anticonstitucional la consulta pero el alto tribunal se expidió en contrario a ese planteo. Por su parte el bloque de diputados peronista en el Congreso de la Nación hizo un llamado a la “Abstención patriótica” y en un comunicado sostuvo que “la consulta es ilegal y anticonstitucional por no haber sido determinada por el Congreso de la Nación y por cuanto el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes”.
Habló el pueblo

El 17 de noviembre las autoridades de la Justicia Federal, con competencia electoral, en una conferencia de prensa informaron que la consulta tenía “la misma jerarquía electoral que los comicios del 30 de octubre del año pasado”. Descartaron toda posibilidad de fraude ya que controlaba la Justicia. Todos los ciudadanos votaban en el mismo lugar que la elección para presidente, quienes estuvieran fuera de su localidad se agregarían al padrón. En tanto los que habían cumplido 18 años de edad y poseían el documento podrían sufragar en la mesa más cercana a su domicilio.
El domingo 25 de noviembre fue un día de calor en Villa María, el soberano fue llegando a las urnas y, en general, la jornada electoral se desarrolló con normalidad, a las 20 horas se conocieron los resultados provisorios y a las 22 se los confirmó. El día lunes 26 El DIARIO publicó que en Villa María había concurrido a votar el 70,02% de los electores habilitados. La opción por el “Sí” había ganado ampliamente en cada una de las 140 mesas electorales de la ciudad y en las 21 poblaciones del Departamento San Martín. De los 25.341 votos en la ciudad, el 89,5% votó por aprobar el tratado. En el departamento el porcentaje se elevó hasta el 90,2% de votos para el “Sí”.

Daniel Baysre, entonces presidente del Comité de Circuito de la Unión Cívica Radical, declaró que había “fracasado la abstención y triunfado la democracia participativa”. Por otra parte Orlando Sella, diputado nacional por el peronismo, señaló que “el triunfo del Sí era un triunfo a lo Pirro” a la vez que denunció que 3.989 personas habían votado sin estar empadronadas en la ciudad. Recordemos que Pirro era un rey de Epiro que en un batalla contra los romanos salió victorioso pero perdiendo muchos de sus hombres. Se dice que ante el costo del triunfo el rey dijo “otra victoria como ésta y volveré solo a casa”. De allí que cuando se habla de una victoria pírrica se dice que la misma se ha logrado pagando un costo muy grande.

Más allá de las posiciones y luego de los necesarios debates, el pueblo habló mediante ese hermoso instrumento que son las elecciones democráticas.

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