La eventual implementación de la Quiniela Instantánea en la provincia de Córdoba originó una enorme polémica.
En Villa Nueva, ayer se reunieron referentes de todas las iglesias, las evangélicas y católica, para ultimar detalles del Pesebre Viviente que realizarán el próximo sábado en plaza Capitán de los Andes. En ese contexto, EL DIARIO dialogó con el sacerdote Gustavo Gatto, quien instó a plantearse si el juego promueve el desarrollo humano.
Sin entrar en detalles en la Quiniela, sino refiriéndose a todos los juegos en general, Gatto consideró que “todo lo que atenta contra la libertad de las personas, que las esclaviza y que no las deja promoverse integralmente, es algo que tenemos que tratar de no fomentar”.
“El juego es una dimensión del ser humano, es decir, a la persona le gusta el juego y no me refiero únicamente a los de azar. El problema es cuando se puede convertir en una patología”, advirtió.
Entonces, de convertirse en “una enfermedad” es perjudicial para los seres humanos, porque “como tantos vicios van matando la capacidad de las personas, esclavizándola y no me refiero a la muerte biológica sino a la imposibilidad de progreso, a la ruptura de los vínculos”.
“La pregunta que tenemos que hacernos es si ayuda o no ayuda al desarrollo integral de las personas”, consideró.
- ¿Y la ayuda?, interrogó este matutino.
- “Dejo abierta la pregunta, pero indudablemente si genera vicio no ayuda”.
Ante una consulta, dijo que la ludopatía “afecta a gente de todos los sectores”. Cuando se le preguntó si por su actividad pastoral estaba en contacto con afectados por las tragamonedas, dijo que no y acto seguido advirtió: “Cuando uno pierde la libertad no puede discernir. Si tengo cien pesos y estoy afectado por ese vicio, no puedo discernir que esos cien pesos son para la casa, para comer, para los chicos, porque pierdo la capacidad de analizar”. Entonces, alertó, “si las estructuras no ayudan menos se podrá discernir”.