En los últimos 16 meses, Jorge Luis Neira fue condenado dos veces por distintos hechos de violencia familiar. Y como si eso no fuera suficiente, la de ayer se convirtió en la octava sanción penal que el impone la Justicia de Villa María, casi siempre por delitos contra las personas.
Neira, un albañil nacido hace 40 años en la localidad de Noetinger (17 de marzo de 1972), pero radicado en Villa Nueva desde muy joven, puso en evidencia que se trata de un individuo con una personalidad por demás agresiva, circunstancia que lo llevó a cometer violentos episodios que lo dejaron tras las rejas en numerosas ocasiones.
Ocho de esas explosivas actitudes terminaron en procesos judiciales con sus correspondientes sentencias y, así, en distintos períodos, pasó un largo tiempo en la cárcel.
En rigor de verdad, todas las condenas fueron más bien leves, aunque registra una en mayo de 2003 cuando se le impuso una sanción de tres años de prisión efectiva y se lo declaró reincidente por cuarta vez por haber participado en un “robo calificado” de automotor junto a otros tres sujetos.
Aquella cuarta reincidencia indica que Neira (conocido entre sus familiares y amigos por el singular apodo “Cucha”) había sido condenado en cinco oportunidades, a las que luego sumó otras tres sentencias, incluida la de la víspera.
El año pasado
La anterior se produjo el 5 de agosto de 2011, cuando la Cámara en lo Criminal y Correccional de esta ciudad le aplicó una pena de un año y dos meses de prisión de cumplimiento efectivo por hechos de “amenazas”, “lesiones leves”, “daño”, “violación de domicilio”, “amenazas calificadas reiteradas” y “resistencia a la autoridad”.
En efecto, a mediados de diciembre de 2010 llegó al domicilio ocupado por su pareja, Claudia Marcela López Núñez, en San Luis 906 de Villa Nueva, y luego de insultarla profirió amenazas en su contra y provocó algunos daños. Momentos después se resistió a ser detenido cuando personal policial concurrió al lugar para poner fin a los incidentes.
Tras purgar ocho meses “a la sombra”, Neira obtuvo la “libertad asistida” pocos días después del veredicto. Pero lejos de serenarse y poner las barbas en remojo para evitar nuevos inconvenientes con la ley, volvió a las andadas.
Más amenazas
Fue el pasado 5 de octubre, cuando discutió una vez más con su concubina y su propia madre, a quienes amenazó con agredirlas. La intimidación se hizo denuncia y la denuncia se transformó en un nuevo proceso judicial por “amenazas reiteradas” (dos hechos), que lo llevó a sentarse -una vez más- en el banquillo de los acusados.
“Cucha” Neira fue detenido ese mismo día, porque sus múltiples antecedentes obligaron al fiscal interviniente a privarlo de la libertad porque así lo exige la legislación vigente.
Ayer, a poco de comenzada la audiencia de debate, el trabajador de la construcción confesó los hechos que se le atribuían, por lo que el juicio se hizo de trámite abreviado, es decir omitiéndose la recepción de testimonios en la sala.
Finalmente, y como consecuencia de un acuerdo previo entre la Fiscalía Correccional, ejercida por Horacio Vázquez, y la Defensa del acusado, a cargo del abogado cordobés Daniel Hidalgo, la camarista Silvia Saslavsky de Camandone le impuso una pena de 10 meses de prisión efectiva, con declaración de reincidencia.
El Código Penal establece que los reincidentes no pueden acceder al beneficio de la “libertad condicional”, pero sí a un instituto legal conocido como “libertad asistida”, que permite la excarcelación seis meses antes del cumplimiento total de la pena.
Quizás en febrero
Así las cosas, Neira estará en condiciones de dejar la cárcel de barrio Belgrano el 5 de febrero del año próximo a comenzar, fecha en la que alcanzará cuatro meses entre rejas y le restarán seis.
Sin embargo, será el juez de Ejecución Penal, Arturo Ferreyra, quien decidirá la suerte de este iracundo convicto, y para ello deberá evaluar no sólo su comportamiento disciplinario durante el período de detención, sino también su perfil psicológico, para determinar si está en condiciones de reinsertarse socialmente.