No hay muchas palabras para describir lo que uno percibe que sienten en estas horas Maximiliano González (24) y su madre.
Ellos residen en la primera cuadra de calle Pierantonelli, en el barrio San Nicolás. “Maxi”, como le dicen, regresó a su hogar el viernes a la tarde (anteayer), luego de permanecer internado en el Hospital Regional Pasteur desde el sábado 15.
Aquel día, la Policía lo llevó hasta el nosocomio y según denuncia ahora su madre y el abogado de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Daniel Volpe, debió ser asistido con respirador artificial. ¿Por qué? Por la golpiza que, aseguran, le propinaron efectivos policiales.
Todo comienza en la noche del viernes 14. Maximiliano junto a un grupo de amigos disfrutó de la noche en el boliche “Ciro”, situado en barrio La Floresta de Villa Nueva, en inmediaciones del puente Juan Bautista Alberdi. “He laburado allí (es albañil) y el dueño me deja entrar gratis”, apuntó.
Se retiraron pasadas las 6 de la mañana del sábado y cruzaron hacia Villa María. Ya en esta ciudad y en cercanías de la Gruta de la Virgen de Pompeya, en la costanera, fueron abordados por una trafic policial. El abogado Volpe dice que es la misma que está involucrada en la brutal golpiza que sufrió esa misma madrugada Guillermo Pablo Destéfano, que reveló EL DIARIO y que motivó la salida del accastellismo a apuntar con dureza hacia la fuerza de seguridad, en una reacción sin precedentes.
“Iba con dos amigos y dos amigas y nos dijeron que estábamos haciendo escándalos en la vía pública. Desciende de la trafic el policía que venía manejando y nos pegó con la cachiporra (bastón policial). Nos defendimos”, declaró.
“Los tres varones nos defendimos de ellos seis, porque eran seis los que iban en el vehículo y todos se bajaron. Nos ‘cagaron’ a patadas en el suelo, nos dieron trompadas. Las chicas buscaban separarnos”, aseguró al recibir ayer a la mañana en su casa a este matutino.
Tras el escándalo, los trasladaron a la sede de la Departamental General San Martín, en calles San Juan y General Paz. Sin embargo y por la aparente brutalidad de los golpes, “me llevaron con un amigo al Hospital”, donde habría ingresado inconsciente.
“Los seis policías fueron violentos”, contó y añadió que “el conductor de la trafic fue quien comenzó el problema”.
Su mamá, María Esther, develó que desde su ingreso al nosocomio de calle Mendoza y hasta las 17 de ese día permaneció con asistencia respiratoria mecánica.
Y que estuvo hospitalizado en la Unidad de Terapia Intensiva hasta el mediodía del domingo. Desde entonces quedó en sala común del centro de salud hasta el viernes pasado.
“El llegó en estado de coma”, dijo la señora. “La doctora me dijo que le tuvieron que poner respirador si no no duraba”.
Se enteró de que su hijo estaba internado cuando un patrullero le fue avisar a su domicilio que estaba detenido. Luego (y siempre según su relato), el móvil regresó y le notificó que se hallaba internado.
Esther dijo que la versión oficial fue la de que los golpes resultaron una consecuencia “de una pelea entre dos bandas”, algo que desmintieron a rajatabla. “Los golpes se los dio la Policía”.
Maximiliano aseveró a este medio que nunca existió un inconveniente dentro de la disco “Ciro” y que tampoco tuvo anteriores problemas con los policías, a quienes “no conozco”.
- ¿Qué sentís hoy?
“Me siento mareado y me duele todo el cuerpo. No me imaginé esto. Por ahí me paraban para una ‘averiguación de antecedentes’. Ahora estoy con miedo”, respondió.
Volpe, letrado, advirtió que “casa de por medio en este barrio hay un caso de persecución policial”, por lo que adelantó que se hará una marcha el 3 de enero impulsada por familiares y amigos de los dos jóvenes golpeados en la madrugada del sábado pasado. Precisó que el miércoles hizo una denuncia penal por lo ocurrido a Destéfano y hará lo propio con el caso que se devela en esta edición. “Quiero que el Poder Judicial sancione a los policías, hay que cortar con la impunidad”.
María Esther -madre de nueve hijos- en tanto, imploró: “No quiero perder a mi hijo en manos de unos policías” y aseguró que “los chicos tienen miedo de circular porque siempre los detienen”.
A una cuadra de esta vivienda, habita Mirta Giampieri, quien también dialogó con este medio. “Estoy cansada de que molesten a mi hijo, que cae en la Comisaría por presuntas contravenciones. Una vez paró un móvil a las ocho de la noche cuando estaba sentado con un amigo en la puerta de nuestra casa, como si fuera un lugar de delincuentes. Pasó tres días preso por ‘merodeo’. Resulta que ahora merodea en su propio hogar”, ironizó.
“Los chicos no pueden ir al centro solos, porque los enganchan y los llevan adentro. Estoy cansada”, dijo preocupada.
Fotografías: 1) Maximiliano confesó ayer que está con miedo. Estuvo acompañado en la nota por Néstor Gea y Daniel Volpe, secretario gremial y abogado de la CTA, respectivamente
2) Mirta, una madre que pide que la Policía deje de perseguir a los chicos del barrio