Sólo el 20% de los adolescentes consume lácteos a diario y apenas el 40% ingiere frutas regularmente.
Además, apenas el 38% desayuna antes de ir a la escuela y de ellos, la mayoría toma un té solamente, lo que afecta signficativamente su capacidad para incorporar conocimientos en el aula.
Esos datos se desprenden de un estudio realizado por el Departamento de Docencia e Investigación del Centro Villa Dalcar de Psiconeurociencias de Río Cuarto y que dio a conocer ayer La Voz del Interior.
El relevamiento se hizo entre 602 adolescentes de 14 a 19 años, alumnos de la Escuela Rosario Vera Peñaloza de Villa María y del IPET 322 Manuel Belgrano de Villa Nueva.
“Fueron las escuelas que nos abrieron las puertas para realizar la investigación”, dijo Elena Farah, licenciada en Administración y Gestión de la Educación de la Universidad de San Martín y una de las responsables del estudio, al explicar porqué eligió esas instituciones educativas.
“Además, se trata de dos escuelas públicas a la que asiste una población de gente trabajadora, de clase media, con acceso limitado a los bienes. Es decir, que no siempre se come lo que se quiere sino lo que se puede”, destacó Farah.
Esto puede observarse en el quiosco de la escuela, donde el precio de un alfajor, una factura o un bizcocho, es menor al de un yogur o una fruta (que en general, brillan por su ausencia).
Además de la cuestión económica, en la alimentación está muy presente la cuestión cultural.
“Los adolescentes están dentro de las poblaciones que más consumen. Y además de los patrones que aprenden de la familia, está el mercado”, que les ofrece productos que distan mucho de ser saludables.
“Por eso considero que desde la escuela de debe preparar a los chicos para que elijan por una buena alimentación sin dejarse llevar por el mercado consumista que ofrece la TV no sólo en nuestro país, sino en el mundo, donde crece día a día el problema de la obesidad porque los productos saludables brillan por su ausencia y en su remplazo, incorporan comida rápida”, con altos contenidos de grasa y azúcares, indicó, a la par que informó que están preparando un proyecto para llevara las instituciones educativas de la provincia.
Puntos de vista
Uno de los puntos de vista desde el que analiza la problemática de la alimentación entre los adolescentes “es la inequidad y la pobreza. Si se dan dádivas sin enseñar a producir alimentos, sin educación, esa inequidad se mantiene. Si la gente es ignorante, va a elegir la Coca-Cola que a la leche”, explicó la especialista.
Si a eso le sumamos que en las escuelas no están dadas las condiciones, con quioscos que ofrecen “comida chatarra” y un servicio como el de Paicor que no reúne en la práctica los requerimientos alimenticios, los chicos no encuentran una alternativa saludable.
Por eso propone que las instituciones educativas se sumen a la batalla por el cambio cultural. “Unos 15 minutos dedicados a hablar con los chicos del tema, no va a alterar ninguna currícula”, concluyó la profesional.