La historia comienza el miércoles 19 de diciembre a la siesta. Aquel día, una perrita cruzó la calle San Luis al 1500 y fue atropellada por un automóvil.
El animal resultó gravemente lesionado, quedó ensangrentado y con muchísima dificultad caminó hasta la puerta de una de las viviendas de esa cuadra. Los chicos que habitan un departamento allí dicen que no es de ellos, sino que le daban de comer.
Eran las 15.30 y la situación alarmó a algunos vecinos, quienes se acercaron a la perra, consternados por el estado en que se encontraba.
Una periodista de EL DIARIO pasaba por allí para hacer una nota y se encontró con esta situación. Entonces, se realizó un contacto con la Asociación Cucha y Verónica Nardelli, integrante de la misma, sugirió la comunicación con María, de la Veterinaria Guau.
Tras el llamado telefónico, ella aceptó atender el animal que se encontraba perdiendo sangre.
Entonces, una mujer que se hallaba conmovida por el cuadro, brindó su auto para trasladar a la perra hasta la calle Mendoza 1950, sede de la citada veterinaria.
María, profesional y humana, salvó al animal del delicado estado en el que se encontraba, le dio antibióticos, la dejó internada y logró evitar su desenlace. Es decir, la salvó desinteresadamente, sin pedir dinero de adelanto, sin objeción alguna.
Ahora, quienes la llevaron desconocieron la situación y nadie se hizo cargo de la perra ni de los gastos.
María ya no tiene lugar para tenerla y la perra está en buen estado, lista para ser retirada.
Quien quiera adoptar a la can y reconocer el trabajo de la médica veterinaria con dinero debe dirigirse a calle Mendoza 1950 a la Veterinaria Guau.