EScribe: Jesús Chirino
Cerramos un año más escribiendo historias de Villa María y la zona. Lo primero que debemos decir es que esto no sería posible sin el acompañamiento que realizan lectores que acercan inquietudes, datos, críticas y también algún que otro elogio. A todos ellos muchas gracias. Así es desde mediado de 2005 y esperemos que siga ese vínculo, luego del receso de enero. En esta última nota de 2012 queremos recordar un acontecimiento que tuvo lugar hace meses y que mucho tiene que ver con la construcción de la memoria.
Una vergüenza menos
En este año la ciudad, por intermedio de sus concejales, se hizo eco de un pedido que hacía tiempo realizaban sectores sociales de Villa María. Hablamos del retiro de la placa conmemorativa del centenario de la denominada “Campaña del Desierto” que fuera colocada en el año 1979 por los representantes locales de la dictadura cívico militar iniciada en 1976. Las letras de metal mentirosamente decían: “Como homenaje a los héroes que agrandaron nuestras fronteras civilizadoras. El pueblo y la Municipalidad de Villa María”. Lo que rezaba ese metal no era una expresión genuina de ninguna voz de nuestro pueblo pues entonces las mismas estaban silenciadas por quienes practicaban la política del terror.
Vecinos habían elevado petitorios para el retiro del homenaje a Julio Argentino Roca y ese genocidio realizado en nombre de la civilización. Instituciones como la Agrupación 19 de Abril también habían solicitado lo mismo, y el propio Osvaldo Bayer cuando en mayo concurrió a los festejos de los 25 años del Inescer “Dr. Angel Diego Márquez”, con la sala Ricardo Martínez plena de público, lanzó la versión local de su campaña “Chau Roca”.
El 15 de junio de este año que está concluyendo, el Concejo Deliberante reparó la vergüenza de tener un elogio a la muerte, el saqueo, la tortura y el robo, en una placa colocada por la dictadura desaparecedora de personas a nombre, supuestamente, del pueblo de la ciudad. Los concejales dictaron una norma legal ordenando quitar esa placa y cambiar el nombre de la avenida Roca por el de Raúl Scalabrini Ortiz. Había otros nombres propuestos por vecinos y organizaciones, pero todos coincidían en retirar el del Roca.
Construir memoria
En este suplemento escribimos los pormenores del acto en que se colocó la referida placa y acerca de lo positivo que resulta su retiro del espacio público de la ciudad. Pero no debemos hacer como que nunca existió, pues es importante recordar que el ensalzamiento de algunas personalidades no suele ser más que una manera de señalar como deseables comportamientos que el poder de turno considera virtudes. Es por ello que la placa no debería ser destruida y que terminara en el Archivo Histórico de la ciudad, para que generaciones futuras puedan tener contacto con ese tipo de elementos.
El mismo Concejo Deliberante, que dictó la norma para el retiro de la placa y el cambio de denominación de la avenida, hace un tiempo tiene un proyecto cuya aprobación implicaría un avance democrático en relación a los homenajes que el pueblo realiza en espacios públicos. Se trata de un claro reconocimiento a la importancia de la militancia por diferentes causas en una sociedad democrática donde podemos expresarnos. Para ello se crearía una “Plazoleta de la Militancia” en la cual esos que trabajando en pos de ideales, y con actividades concretas en beneficios de colectivos, hacen la historia cotidiana de la ciudad, así podrían tener un reconocimiento público otorgado por instituciones del medio.
El proyecto ha fijado un límite necesario, no podrán ser reconocidos aquellos que han ido en contra de gobiernos democráticos o han participado del staff de alguna dictadura. Una clara valoración de la vida democrática. Por otra parte el reconocimiento se podría realizar siempre y cuando esté propuesto por una institución del medio y acompañado por la firma de un importante número de ciudadanos, sin que oficialismo u oposición política puedan negarlo. Otro importante punto a favor del juego democrático y de la memoria para aquellos hombres y mujeres que han entregado horas de sus vidas a la lucha por causas justas.
En 2012 llegó la hora de decir que no era una expresión del pueblo de Villa María el reconocimiento a la denominada “Campaña del Desierto”; quizás en 2013, a treinta años del recupero de la democracia, sea posible contar con un espacio público para reconocer a los militantes de organizaciones políticas, sociales o gremiales.