El colega José Iachetta nos hizo llegar ayer un comentario acerca de un hecho que le aconteció junto a su hijo Lucio, hecho del cual consideró que pueden extraerse algunas reflexiones para compartir con nuestros lectores:
“Soy el papá de Lucio, un niño con discapacidad, afectado por el síndrome de Angelman. Uno de los rasgos de este mal, que se expresa en mi hijo, es que combina dificultades en la marcha para caminar, con una ansiedad intensa por la comida. Es decir, estamos a un paso de la obesidad si no existen prevenciones. Y una de esas prevenciones es hacer actividades físicas, algo bastante difícil con Lucio.
A fines de 2012 encontré algo que funciona: caminar a la vera del río, en zonas menos urbanizadas. Empezamos con 10-15 cuadras y llegamos a caminar 25 cuadras seguidas. Ayer nos propusimos batir ese récord. Esta vez nos acompañó nuestra perra Xica, una Golden compañera, fanática del río.
Como siempre, dejamos el auto cerca del Fin de la Costa y empezamos a caminar con Lucio a la vera del río, contando cuentos, marcando el suelo con palitos y observando cómo la perra Xica disfrutaba del agua. Anduvimos bien las primeras 20 cuadras, pero lamentablemente Lucio se empacó y no logramos superar la marca anterior. A la altura del escenario del Balneario Municipal, Lucito se tiró al suelo. Tras esperar un tiempo prudencial, comencé a “tironearlo” para llegar a la casa de mis padres.
Mezclamos corridas poco ortodoxas con tramos de caminata forzada para seguir. A la altura del Club Central Argentino, Lucio, con su chupete en la boca, volvió a clavarse en el suelo y una chica desde unos cinco metros preguntó: "¿Usted es el padre?", a lo que le respondí que sí, y me dijo: “Se lo pregunto por la forma en que lo lleva, usted sabe, hay muchos secuestros de niños”. Tragué saliva y bronca, agarré a Lucio nuevamente, lo tironeé para seguir a nuestro destino y dando media vuelta le dije: “Te invito a que pases un día en mi casa para entender”.
Cinco minutos después, con todas las dificultades del caso, llegamos a la esquina de Müller y Naciones Unidas y aparece un patrullero. El policía me solicita que me identifique, ya que recibieron un llamado por presunto secuestro de un niño. Sólo atiné a sonreír (y a identificarme y explicar, por supuesto).
Lucio aprovechó el patrullero, se subió al mismo y así recorrió las dos últimas cuadras que nos separaban de la casa de mi mamá. Dejé a Lucio con mi mamá Chola y me dispuse a buscar el auto y a la chica que había llamado a la Policía. La encontré. Con todo el enojo del caso, le dije que había sido torpe, irresponsable y que había tenido una actitud muy policíaca, egoísta y poco ciudadana. En voz alta le remarqué que jamás me preguntó si necesitaba una mano o qué problema tenía Lucio. Siempre sus preguntas giraron en torno a confirmar su hipótesis: se trataba de un secuestro.
Y como me quedaron cosas por decir, con las que además pretendo aportar un granito de arena, señalo:
*Los papás varones también suelen hacerse cargo de sus hijos, tengan mayores o menores discapacidades.
*Si ves a un niño de 10 años, que lleva chupete, y a su lado gira una perra fiel, y ese niño es tironeado por un hombre para que camine, pensá como primera hipótesis que se trata de un padre lidiando con un niño con discapacidad para lograr un objetivo.
*Si ves esta situación y te interesa y creés ser una ciudadana solidaria, acercate y preguntá si esa persona necesita una mano o si podés ayudar de alguna manera. Y escuchá lo que te responden, no prejuzgues.
*Para la chica, casi seguro sobreintoxicada de información, que debe creer que en Villa María se secuestran niños a lo loco, le digo que distrajo 15 minutos a una patrulla policial por una tontería, y le subrayo que su intervención prejuiciosa (aunque de raíz, implique algún compromiso) terminó siendo negativa e inútil. Cuando intercambiamos palabras trató de enmascarar su actitud diciendo que se comportó como una ciudadana solidaria. Una vez más ganó la hipocresía, cumpliéndose el apotegma de que “el gran problema de una acción mala es que se intenta vender como buena”.
*Mi hijo se llama Lucio y si desea compartir un momento con él o convivir un día con nosotros en las denominadas “24 horas junto a un niño maravilloso”, lo invitamos a nuestra casa, en Lisandro de la Torre 513. El número de mi celular es 154196617, por si desea llamarme para acordar horarios.
*A pesar del mal momento que hemos pasado intentaré, todos los días que pueda, seguir batiendo récords con Lucio, a quien le agradezco que me ayude a ser una mejor persona todos los días”.