Ante el estallido de versiones que circulan por estos días acerca de la Fragata Libertad y su ansiado regreso a la Argentina, elegimos la alegría de tenerla nuevamente en casa, elegimos recordar algo de su historia, ya vendrá, cuando tengamos todos los elementos necesarios sobre la mesa, el momento de hablar de lo que sucedió en estos últimos meses. Si fueron los fondos buitres, si la soberanía se vio atropellada, por qué en Ghana, en fin hoy preferimos no especular, no dar versiones erróneas, esperar que las cosas se aclaren y los documentos y vivencias de los marinos echen luz sobre lo sucedido.
Por eso creemos necesario hacer un poco de historia, saber desde cuándo los argentinos tenemos el orgullo de estar representados por ella, en qué época y por qué fue creada, qué papel ha desempeñado y desempeña dentro del concierto de las naciones.
Por qué, cómo, cuándo
En realidad la Fragata Libertad relevó la legendaria fragata Presidente Sarmiento, surgida en 1872 por sugerencia del marino Mayor Clodomiro Urtubey cuando precisamente la Presidencia era ocupada por Domingo Faustino Sarmiento. “Creed que guardo la seguridad de que con la Escuela Naval quedará garantizada la escuela que nos legaron nuestros padres y asegurando el vínculo que une a todas las otras naciones, por el cultivo de creencias y de las artes que dominan las olas y combaten la injusticia.”
En aquel momento se consideró necesario crear un Instituto que preparase a los futuros jefes de Marina, ya que desde la Independencia los aspirantes y guardiamarinas de la Armada Argentina se formaban en la dura vida de los buques participando de los combates navales y expediciones en los distintos escenarios.
Al momento de su creación en Argentina todo estaba por hacerse, una Constitución recién dictada (1853), un país dividido (Buenos Aires vs Confederación), una batalla (Pavón) la unificación nacional y tres presidentes, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, Nicolás Avellaneda, que ponen en marcha un modelo de país con el que podemos acordar o no, pero que tienen objetivos claros, objetivos que continúan aún con los cambios presidenciales. Más allá de lo reproches a la actuación contra los caudillos, las polémicas suscitadas con Civilización y Barbarie, la centralización económica en Buenos Aires, sabemos fehacientemente que los tres presidentes apostaron a la educación, destacándose en este aspecto Domingo Faustino Sarmiento, por eso la creación de una escuela naval durante su Presidencia es una consecuencia lógica de su pensamiento. En 1899 realiza el primer viaje de instrucción, para deleite de la Marina Argentina y como emblema frente al resto de las naciones. Después de 29 viajes en 1938 una inspección de la Dirección General del Material Naval considera necesario su reemplazo y el 18 de junio de 1962 el poder Ejecutivo Nacional a cargo circunstancialmente de José María Guido (Caída de Arturo Frondizi, asunción del titular del Senado de la Nación José María Guido por Ley de acefalía) por Decreto 5.589 lo declara Monumento Histórico Nacional y durante la Presidencia de don Arturo Illia, el 22 de mayo de 1964 la Fragata pasa a convertirse en buque Museo de la Armada Argentina.
Muchos poetas han interpretado este hecho de la siguiente manera:
“Favorita del viento / Sobre el cielo marino / Tu perfil se recorta, gracioso, claro, nítido / Eres flor de la Armada “ Fernández Moreno
“Dulces te lleven, feliz fragata / Propicios vientos por todo el mar / Y blandas olas de azul y plata / Rompas al filo del tajamar.” Arturo Capdevila
Hasta la construcción de la Fragata Libertad, distintos barcos de guerra se utilizaron como barcos de instrucción, por ejemplo el Bahía Thetis y el crucero La Argentina.
La Fragata
En 1953 durante la segunda Presidencia de Juan Domingo Perón se colocan los primeros remaches en la quilla del nuevo buque- escuela en el astillero Río Santiago. En 1956, después del tercer golpe de Estado en Argentina (1930, 1943,1955) durante el Gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu, el proyecto original sufre algunas modificaciones y por Decreto N° 7.922 del 27 de abril de 1956, recibe, paradójicamente, el nombre de Libertad. Su casco fue botado el 30 de mayo del mismo año, pero recién en mayo de 1963 es incorporada oficialmente a la Institución Naval con la ceremonia de afirmación del pabellón.
¿Cuál es la misión de la Fragata Libertad?
Su misión es completar la formación profesional de los guardiamarinas de la Armada Argentina, incrementar sus conocimientos marítimos e integrarlos a la vida en el mar.
Además representa a la República Argentina en los puertos donde recala difundiendo la realidad cultural, geográfica y productiva de nuestro país y fomentando las relaciones navales internacionales.
La Fragata Libertad ha realizado más de treinta y siete viajes de instrucción, tocado más de 500 puertos en 60 países de América, Europa, Asia, Africa y Oceanía, ganado premios internacionales como el Tea Pot Trophy, en 1966, donde estableció un récord mundial de velocidad en el cruce del Atlántico Norte a vela, trofeo que fue obtenido en siete oportunidades más, 1976, 1981, 1987, 1992, 1998, 2000 y 2007. Aunque lo más importante es que por sus cubiertas han pasado y se han formado alrededor de 11.000 marinos de la Armada Argentina. Marinos que guardan recuerdos imborrables, incorporándose cadetes mujeres a partir de 2007. Reproducimos este sentimiento de pertenencia a través del siguiente relato: “El padre y su hijo se encaminaron hacia el puerto para contemplar la zarpada de la Fragata Libertad en su nuevo viaje de instrucción. Idea del padre, intriga del hijo, aquél quería que su vástago viese por sí mismo lo que eran las raigambres de la Armada…
Martín, el viaje en la Fragata Libertad no es navegar en buque escuela de formación de futuros oficiales-explicó el padre. ¿Cómo es eso?
La Fragata, desde el segundo en que larga sus amarras, es una escuela de comportamiento; así me lo manifestó un oficial cuando yo navegué en este buque a Puerto Belgrano. Es donde uno aprende a sustentar los sinsabores, a percibir emociones, a confrontar verdades y aumentar en experiencias de muy corto tiempo pero de honda intensidad... ese joven teniente me dijo que pese a las diferencias que uno puede tener con un camarada, si lo que aglutina es más que lo que separa, todo entendimiento será posible…”
Celebremos entonces que la Fragata ha vuelto a casa, ya tendremos tiempo, sin apasionamientos de por medio, de desandar estos últimos meses. Lo importante es buscar lo que nos aglutina y aferrarnos a ello, única manera de mirar hacia el futuro, convencidos que siempre podremos entendernos, sólo necesitamos unir nuestras voces en un coro común.
María Elena Caillet Bois
Historiadora
Especial para EL DIARIO