A principios de temporada, cuando se habla de candidatos, pocos hubiesen pronosticado que Atlético Ticino llegaría a convertirse en finalista, sobre todo porque las fichas estaban puestas en algunos clubes encumbrados que venían asomando en las instancias decisivas durante los últimos años.
Sin embargo, el conjunto conducido por Germán Vicario no sólo que hizo una buena campaña, sino también que mostró un fútbol de alto vuelo.
Jugadores jóvenes como Páez, Bértola o Coria, sumados a otros de experiencia como Fantino, Savino y Bianchi, le dieron al Atlético una jerarquía importante en el plano local.
El equipo fue tumbando muñecos pesados en las instancias finales del Clausura: eliminó a Universitario y luego a Colón, que no es poco.
En las finales, primero le faltó Páez (la figura, que tuvo que irse de viaje de estudio) y luego careció de puntería. Mereció algo más ante Argentino.