René Luna llegó a Villa María, desde Córdoba, en 2008, para sumarse como preparador físico del plantel del Villa María Vóley que disputó el ascenso. Durante los cuatro años que duró el proyecto, fue el único que se mantuvo en el equipo.  Al principio venía transitoriamente, pero luego, con la Liga A1, fue necesaria su presencia permanente. 

Recibido en el IPEF de Córdoba, ha demostrado ser uno de esos profesores “inquietos”, que siempre buscan crecer, indagar nuevos horizontes y por sobre todo capacitarse. 

René Luna cuenta que “llegué a la ciudad, pero con objetivos diferentes a los actuales. Ni se me cruzaba por mi cabeza radicarme acá. Pero cuando empezamos a vivir acá, conocer la gente, el lugar, empecé a enamorarme de la ciudad y tardamos en decidirlo.  En 2012 me radiqué definitivamente con mi familia”.

Luna llegó de la mano de Alejandro Gallardo (entrenador del equipo de vóley del ascenso), “él me da la posibilidad de entrar a este deporte. En Córdoba trabajaba como profesor, era personal trainer de algunas personas y preparador físico en la Primera de Córdoba Rugby, también  preparaba algunos tenistas en un club de barrio Ayacucho. Alejandro me dio la posibilidad, y era casi full time; los viajes me llevaban mucho tiempo. Me empecé a quedar acá, tuvimos la suerte de ascender y desde ahí me cambia todo el panorama. Es un golpe de suerte, porque de no estar en el deporte, te toca por primera vez llegar a algo. En un año, pasar al máximo nivel tiene un toque de suerte”, cuenta.

 

El Villa Maria Voley

 

La experiencia del ascenso lo marcó a fuego y su proyecto de crecimiento profesional generó un cambio importante en su vida. Luna cuenta que “en Córdoba era difícil. Hay muchos profes y hay que remarla bastante. Los cargos que se puedan tener son por contactos y yo no vengo de una familia de profesores. Es difícil arrancar así. Mi clic en la cabeza se hace cuando llega Juan Manuel Cichello y conozco su forma de trabajar. A los que estuvimos con él, lo que nos metió en las venas fue la competencia con perfección. Yo era un enfermo de los deportes, pero de mirarlo y practicarlo. Juan nos enseñó a vivirlo y a hacer algo para que siempre el deporte en el que trabajamos esté mejor.  En la alta competencia yo no sabía cómo se trabajaba. Lo hacía con puntos básicos para no equivocarme y Juan fue una de las personas que más me capacitó. Es un genio. Está muy formado. Es uno de los mejores técnicos del mundo, que son pocos lo que están en ese nivel. Saben de lesiones, de rehabilitaciones, de planificar, de dosificar. El podría manejar esa parte, pero al estar compenetrado en el área técnica, requiere que deleguen algo, pero siempre supervisados por ellos. Me tocó vivir el alto rendimiento con el técnico que venía de sacar a Argentina, campeón juvenil Sudamericano, por primera vez en 30 años, ganándole a Brasil y de visitante. Para lograr eso requería una estructura perfecta y lo logró. Eso mismo que tenía en las selecciones de base, lo impuso con nosotros. Creo que nos fue bien, crecimos todos. Incluso Juan”. 

El “Profe” Luna recuerda de esa etapa que “armó un equipo técnico de la nada. Era difícil. Uno leía de él, de sus logros. Nosotros teníamos un respeto desde la admiración. Luego de conocerlo, demostró su calidad de persona. Con el tiempo nos dejó hacer cosas y eso nos ayudó a crecer. En el staff también estaba Fernando Badrán, que luego fue su ayudante en la selección, y tiene uno de los logros más importantes en la historia del vóley argentino: ser subcampeón del mundo. En Villa María va a ser difícil que eso vuelva a ocurrir, ojalá que sí. Y tanto Fernando como Claudio Coria han elevado el nivel del vóley villamariense, en Rivadavia y Trinitarios. Se desarrollaron las bases y dominan las categorías de bases.  

Sobre aquella experiencia del Villa María Vóley opina que: “Profesionalmente fue muy buena. Porque siendo uno de los presupuestos más bajos de la Liga, estuvimos dos veces quintos, algunos equipos que quedaron debajo nuestro tenían presupuestos hasta cuatro veces mayores. Con Cichello estuvimos cerca de llegar a semifinales los dos años, perdimos con Gigantes y con Bolívar, donde tuvimos un papel muy digno. El último año, nosotros sabíamos que no íbamos a poder aspirar más alto, por un montón de cosas. El equipo de los dos primeros años era más chico, pero tenía más potencial y la parte económica no influyó tanto en el desarrollo de las tareas. En el último año, la parte económica influyó poco. Es difícil evaluarlo sin analizar muchas cosas. Pero los dirigentes siempre estuvieron”. 

 

“Sera un gran año”

 

El año 2012 lo encontró ya radicado en esta ciudad y con muchas puertas que comenzaron a abrirse: Rivadavia en vóley, Ameghino en básquet y también el tenis, con un grupo de jugadores del Sport Social. Pero Luna sostiene que su mejor año será este que acaba de comenzar.

“Estuvo bueno que de a poco se conociera mi forma de trabajo y cómo me desenvolvía. Eso me ayudó a que se abrieran puertas en otros trabajos. Yo tuve contacto con Carlos Ronco hace dos años, para sumarme acá. Para mí el tenis es uno de los deportes donde no hay techo en mi profesión. En todas las disciplinas se necesita un 10% de suerte y un 90% de trabajo. Hay veces que la suerte no llega y hay que trabajar para esperarla. A mí me llegó este año, que creo que va a ser el mejor que voy a tener profesionalmente. Tuve muchas ofertas de trabajo, tengo todas las horas ocupadas, que para un profesor es difícil.  Este año voy a ser solamente preparador físico. Nací para ser esto”, comenta. 

 

Argüello y el Sport 

 

“Estoy trabajando con Facundo Argüello, un tenista de alto rendimiento, nos hemos planteamos objetivos importantes, elevar el ranking y ojalá, pasar la qualy de Roland Garros. Aspiramos a estar en el cuatro principal. El ha hecho un cambio del ciento por ciento en su actitud para el trabajo, es uno de los jugadores argentinos que forma parte del programa “Rumbo a la Davis”. Estuvimos juntos a principios de enero durante dos días concentrados con Jaite, Zabaleta, Chela y los ocho mejores jugadores argentinos. Argüello fue el que más larga pretemporada hizo, entrenó durante ocho semanas, doble turno, de lunes a sábado, y logramos mejorar la parte física. Haber estado ahí fue increíble, Jaite y Zabaleta se portaron muy bien. En la cancha de al lado estaban entrenando Del Potro, Schwank, Berlocq, todos estaban ahí”, dice con tono de admiración.

Sobre Argüello destaca “ahora necesitamos que él esté bien y acompañen los resultados. El tenis tiene una parte de capacidad psicológica que se da sólo en la competencia. Esperemos que pueda explotar todo su potencial que está muy reconocido. Es chico y tiene que seguir trabajando todo el tiempo. Tiene que trabajar para ser algo. Ahora empieza nuestra temporada como staff, Germán Gaich desde la parte técnica, yo desde la física y Carlos Ronco supervisando. Y yo empecé a entrenar otros tres juveniles”.

 

El voley de Rivadavia

 

Entre otros planes de trabajo, Luna relató que “en 2013 sigo con el vóley de Rivadavia que tendrá algunos cambios y que vendrán muy bien. Es bueno esto de incorporar gente y seguir desarrollando entrenadores para que siga haciendo crecer el deporte. Y desde el área física vamos a hacer un cambio muy importante. Estamos haciendo un trabajo con el apoyo de Fernando Badrán. Se va a sumar Gustavo Levrino, que va a trabajar conmigo”. 

 

Tambien Ameghino

 

En Ameghino también lo conocieron y su trabajo se ha evidenciado notablemente.  “Ameghino para mí es una experiencia increíble. Es un deporte con el que no tenía contacto. Para mí es un nuevo desafío porque me obliga a seguir capacitándome. Cuando uno está mucho en un solo deporte, se enfoca en él y se pierde la vista hacia otros. El árbol te tapa el bosque. Estar en Ameghino es como empezar de cero, entrenar, capacitarme y romper ese mito que si uno no jugó un deporte, no está capacitado para trabajar en él. Con acciones voy demostrando que no hace falta ser de ese deporte, sino estar capacitado para enfrentar los desafíos. Yo me capacito e invierto mucho dinero en mi carrera, ahora se ven los frutos”, relata Luna. 

Todavía se da tiempo para colaborar con el San Martín RC, coordinando un trabajo junto a Nelson Andreossi y a Andrés Lépori, que será estructurar el Departamento de Educación Física, para bajar una misma línea de entrenamiento a todos los preparadores físicos.

“San Martín encara un nuevo proyecto que busca cambiar muchas cosas. Y además estoy coordinando un trabajo en un gimnasio que está cerca del polideportivo, para coordinar y capacitar a profes. Sería como un centro de entrenamiento. Tengo todas las horas ocupadas. El año ‘13’ va a ser el de la suerte y si no viene, trabajaremos más. Mi sueño sigue siendo entrar al fútbol”, cuenta Luna.