El cantante bonaerense Luciano Pereyra retornó antenoche al Festival de Folclore de Cosquín 2013, tras los problemas de salud que lo alejaron el año pasado, y lo hizo para presentar su nuevo álbum, “Con alma de pueblo”, ante una plaza repleta.
El nuevo material del representante de Luján, nominado al premio Grammy, incluye obras nuevas y composiciones conocidas como la “Zamba para olvidarte”, de Daniel Toro y Julio Fontana y “Memorias de una vieja canción”, de Horacio Guarany.
Esa línea, más los clásicos de Pereyra, entonados con el particular registro melódico, marcaron el celebrado paso del cantante de Luján por el escenario de Cosquín, en la segunda luna festivalera.
“Volver a este escenario me embargó de emoción. Por momentos no la pude contener”, confesó el cantante luego de su actuación.
“Recorrí el país visitando pueblos y yo soy de una ciudad en la que se vive aún como en un pueblo. Eso quise reflejar en mi disco”, resumió.
La programación de esta noche, la cuarta, está compuesta por Teresa Parodi y Ana Prada; Gloria De La Vega; Laura Albarracín; María Luz; Yaco-Muzzi y Delfor Sombra; Efraín Colombo; Gustavo Chazarreta; Juan Carlos Baglietto-Lito Vitale; Delegación de Entre Ríos; Enrique Espinoza; Rolando Goldman; León Gieco; Orellana-Luca; Payadores; Bicho Díaz y la Eléctrica Folclórica; Los Caldenes; Ensamble Cruzao y Acople Dúo; Delegación de Colombia; Sonia Vega; Lucas Segovia; Los Soñadores; Musiqueros Entrerrianos; Marcelo Córdoba.
El tango
El tango ocupa un lugar acotado en el Festival de Cosquín y, cuando aparece, rara vez asume un formato orquestal; pero el trío MJC quebró esos preceptos antenoche y con un esquema de Orquesta Típica -el generalato del género- persuadió al público con la sola estrategia de la excelencia musical.
En su octava presentación en Cosquín en siete años (debutaron como grupo ganando el Pre-Cosquín 2006), el trío conformado por los cordobeses Pablo Jaurena (bandoneón) y Mauro Ciavattini (vientos) y el pianista formoseño Jorge Martínez, sorprendió con un esquema tímbrico de orquesta típica -fila de bandoneones y violines, viola, violoncello y contrabajo- una extrañeza en la revuelta arena coscoína.
“Por razones de logística y costos las Orquestas Típicas han tendido a desaparecer. Además, claro, desde la caligrafía musical supone un trabajo adicional”, explicó a Télam Jaurena, uno de lo pocos bandoneonistas que transita con igual comodidad por los lenguajes del folclore y el tango.
El trío estuvo acompañado en Cosquín por Damián Torres, Alejandro Colombatti, Bruno Ludueña y Manuel Momo (bandoneones); Leandro Luizzi, Fernando Rojas Huespe, Hernán Soria y Julieta Duret (violines); Iván Mastronardi (viola), Ana Herrera (violoncello) y Fernando Olmedo (contrabajo).
Además de la novedad, MJC apeló a cierta audacia con el repertorio en su presentación en el escenario Próspero Molina: apostó por dos composiciones propias, “Borravino” (de Jaurena-Torres) y la milonga “Al parque de los deseos” (Martínez) para desembocar, con una mirada personal, en el universo piazzolleano con “Libertango”.
“Córdoba está marcada por los regionalismos. Córdoba también es tanguera y urbana en lo musical”, advirtió Ciavattini. Martínez, a su turno, explicó las dimensiones polivalentes de la tarea de MJC, que en paralelo desarrolla un repertorio folclórico y lidera una incesante actividad docente en la ciudad colombiana de Medellín.
“La diversidad de proyectos responde, entre tantas causas, a una forma de evitar la rutina, tan dañina para el músico”, explicó Martínez.
Finalmente, en actitud beligerante, de resistencia, Jaurena enfatizó la postergación que en algunos espacios sufre la música instrumental. “A veces pareciera que si la música no se canta no es música”, apuntó.
“En los 90 el Festival miraba para otro lado -reflexionó Ciavattini- y no estaba bueno que estuviera tan cerrado. Somos el resultado de ese cambio”.