El monumento de la plaza central de Villa Nueva es obra del artista de esa ciudad, Armando Fabre.
Cabe recordar que el escultor villanovense quedó ciego a los 25 años de edad, cuando tuvo un desprendimiento de retina. Corría el año 1943. "Aunque privado de la vista, Dios le dio diez ojos en las yemas de sus dedos", dijo en un reciente homenaje su amigo y “tocayo”, Armando Fonseca.
Tras la pérdida de la visión, no cejó en su voluntad de seguir adelante con su vocación artística. Continuó estudiando con el profesor Antonio Arborio (artífice de la Escuela de Bellas Artes de Villa María) y hasta ingresó en una escuela para ciegos en Buenos Aires.
Según algunos cálculos, se cree que la obra escultórica de Fabre rondaría entre las 20 a 40 piezas, distribuidas en diferentes puntos de la provincia y el país (como el "Monumento al indio mapuche" en Trenque Lauquen).
En Villa Nueva y hasta en la propia Casa de la Cultura se hallan obras del artista, como el monumento a San Martín en la plaza Capitán de los Andes (foto), la estatua de Yrigoyen en el parque homónimo o el monumento a la Madre.
Fabre falleció el 27 de octubre de 1999.
En el homenaje al que hicimos alusión al principio, Fonseca recordó alguna de las frases del artista: "El arte según mi concepto debe trasmitir un mensaje que sea comprensible, debe sentirse, palparse, como se palpa la vida".
En una entrevista periodística dejó librada su profunda lectura del arte: "Lo importante es entender que en toda obra la materia se pierde, pero el espíritu perdura".
Respecto a su impedimento, indicó: "La concepción de las cosas, la tengo imaginándomelas. No puedo darle los efectos de la luz, pero sí las formas porque las he conocido".