Nació en Huanchilla, se crió en Sanabria, pero no duda en definirse como villanovense. Fernando Rasso, corresponsal de la Cadena 3, es quizás uno de los vecinos del centro de Villa Nueva más públicos por su actividad en los medios de prensa. Pero lo que llama la atención de este trabajador incansable, es el amor y el tesón que le pone a todo lo que hace, pese a lo variado de sus oficios.
Rasso es panadero, aviador, disfruta del ciclismo y además, es periodista y locutor.
¿Cómo nacieron tantas múltiples vocaciones? El encuentra la respuesta en su historia. En primer lugar, el oficio de panadero lo aprendió de su familia. “Mi abuelo vivía en Río Cuarto y era panadero. Sus tres hijos, buscando alternativas, recorrieron la ruta 27 y fundaron panaderías en pueblos como El Rastreado, Asunta -no existe más como pueblo- y Viamonte. Esto fue a mediados del ´40”, relató.
Los tíos y el padre de Fernando fueron alternando el oficio de panadero con tareas rurales. Así fue que el padre del periodista se fue a un campo de Sanabria, hasta que decide trasladarse con su familia a Villa Nueva, donde compra una tradicional panadería.
Situaciones familiares hicieron que la madre quedara al frente del negocio, ya instalado en la céntrica esquina de Marcos Juárez y Belgrano. “Yo tenía un Telecentro, cuando mi mamá me dice que no quería seguir más. Fue difícil aceptar con mi mujer hacernos cargo de la panadería, pero lo hicimos y hoy tanto ella, como yo, no la dejaríamos por nada”, dijo.
Hoy, empieza el día a las 5 de la mañana, atendiendo al primer cliente que lo espera por un bizcocho recién horneado. Se trata de un perro del barrio, al que bautizaron como “Panadero” y que si bien tiene dueños, decide “desayunar cada mañana en el negocio de los Rasso.
El micrófono, una pasión
A los 40 años, Fernando no hace nada que no le guste. Por eso dio rienda suelta a otra pasión que se gestó desde su época de estudiante secundario: el periodismo y la locución.
“Yo estaba interno en la Escuela del Trabajo y fui electo presidente del Centro de Estudiantes. Uno de los proyectos era armar una radio interna. Todavía no se hablaba de FM, por lo que era en realidad una red de altoparlantes”, recordó.
Recursos humanos no faltaban. Había electrónica, carpintería y todas las áreas que permitieron poner en funcionamiento la radio en la que, los que gustaban de la música, se daban el gusto de hacer programas para amenizar las noches del internado o bien, las tardes del recreo largo después del almuerzo.
Luego, en el semillero de profesionales de la comunicación que fue Radio Río, Rasso conoció a Tuta García -hoy, en el conjunto cuartetero Sabroso- quien hacía un programa de trasnoche. Allí empezó su actividad profesional con un programa que, como no podía ser de otra manera, se llamó “Tiempo de panaderos”.
Más tarde se hizo cargo de la noche de la radio y remplazaba a Tuta cuando éste no podía hacer la siesta del cuarteto. También fue el operador de sus programas y de otros en la misma radio. Y como es dispuesto para el trabajo, también fue el móvil del programa de la mañana. Pasaba más horas en Radio Río que en su casa, lo que demostró que es un verdadero apasionado de la profesión.
“En un momento me cansé y dejé de hacer micrófono. Me alejé de la radio hasta que volví al ruedo en el año ´98, cuando inicié los trámites para tener la corresponsalía de Cadena 3”, agregó.
Habló decenas de veces hasta que lo atendió Rony Vargas. Viajó a Córdoba todas las veces que fue necesario hasta que finalmente, lo nombraron corresponsal. “El tema era que no me llamaban. Era corresponsal pero no salía al aire, hasta que ocurrió aquella tormenta fuerte del 1 y 2 de noviembre de 1999. Con esa noticia inauguré mi labor en la Cadena”, recordó. Hoy es uno de los corresponsales mimados por la gente, no sólo por la información al instante que proporciona, sino por su histrionismo al relatar cada hecho vivido en la región.
Actualmente, además de la repetidora de la Cadena tiene una frecuencia, la Show, en la que hace un programa de 6 a 8. “Es como ir al psicólogo. Si no hago el programa por alguna razón, siento que me falta algo”, asegura.
Así es que Rasso comienza su jornada laboral a las 5 en la cuadra de la panadería y sigue a las 6 en los micrófonos de la radio. Y continúa así, con la intensidad que le imprime a cada tarea.
Por los aires
Y como si le faltara algún oficio a este vecino villanovense, nos contó que acaba de recibirse de piloto comercial.
“Tenía un tío aviador y me llevaba a dar vueltas. A partir de ahí, me encantó y estudié primero como piloto civil y en diciembre último, me recibí de piloto comercial”, señaló.
Tiene su avión que hoy usa para hacer publicidad, completando la empresa de publicidad callejera, a través de la cual, su voz se reproduce por las calles de ambas villas.
Le preguntamos si, ante tanta actividad, dejaría alguno de sus múltiples oficios y nos responde con un “no” rotundo. “A esta altura, hago todo lo que me gusta. Para vivir, podría quedarme con una sola cosa, pero hago todo lo que disfruto. Incluso, en los tiempos libres, cuando nos reunimos con amigos, me gusta cocinarles algo amasado en la panadería”, asegura.
El barrio
Rasso ama Villa Nueva. “Acá no vivimos muy diferente de un barrio a otro. Teníamos hasta hace poco un solo club y una iglesia. Es decir, era como un pueblo en el que todos son del mismo grupo y no están separados por barrios. Una característica que nos une es el fuerte sentido de pertenencia a la ciudad, por más que muchos trabajemos en Villa María. Yo compré mi casa acá, a metros de la panadería, a metros de la casa de mi mamá. Acá es el lugar que elegí para vivir”, dice.
Si tuviera que mejorar algo de su ciudad y de su barrio, sólo pide que se generen acciones para conservar la historia riquísima de los villanovenses. “Hay casas muy antiguas, tenemos que conservarlas, hacer valer esas fachadas. Si el dueño no puede, tendríamos que hacerlo entre todos, como comunidad”, concluyó.
Rasso es nieto de panaderos, de quienes heredó y mejoró el oficio. Aprendió a hacer radio en el secundario, cuando era presidente del Centro de Estudiantes. Además, es aviador. Indudablemente, el vecino más polifacético del barrio
Fotografías: 1) Fernando Rasso en acción. Con la pala para mostrar los bizcochos recién horneados
2) Rasso no dejaría ninguno de sus múltiples oficios. Disfruta de todos