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El Peregrino Impertinente
Me lo dijo un amigo hace poco: “Es impresionante la capacidad que tienen los músicos de Santiago del Estero para cantar cosas tan lindas sobre una provincia que de linda no tiene mucho”. Razón no le falta al muchacho. Tampoco mala leche para andar metiendo púa y criticando por la espalda a la gente de otros distritos.
Como sea, basta con repasar un poco y darse cuenta de la cantidad de canciones que existen dedicadas a Santiago, donde se enaltece la supuesta belleza del pago. Los Manseros, los Coplanacu, el Raly Barrionuevo, Leo Dan y los 317 integrantes del clan de los Carabajal son algunos de los artistas reconocidos que se han inspirado en su suelo para cantar piezas como: “Si pasas por mi provincia con tu familia viajero, verás qué lindo es el río desde el puente carretero”.
La verdad de la milanesa es que las postales que uno adquiere desde el puente no son gran cosa, pero vaya a decirle eso a un santiagueño. Le dejan la trucha como bombo legüero. Provincia particular Santiago. La naturaleza la rodeó de bellezas, que se reparten en sus vecinas Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán o Salta, por ejemplo.
Pero a ella no le dejó casi nada. Repasemos: Monte Quemado y La Fragua al norte. Las Termas de Río Hondo, capital y La Banda al oeste. Suncho Corral y Garza al centro. Quimilí y Bandera al este. Ojo de Agua y Sumampa al sur. Sólo los nombres ya lo deprimen a uno. Ni le cuento en la visita.
Arribar al antiestético Ojo de Agua, por caso, es lo más parecido a bailar una chacarera con la muerte. Papito querido.
Sin embargo, ahí están los músicos santiagueños, meta guitarra, bombo y violín entonando maravillas sobre su tierra. Que “Qué hermosa eres”, que “Si pudiera yo volver a tus preciosas callecitas”, que “Cómo extraño tu encanto”. Eso es amor de verdad y no macana.