El fe­ria­do na­cio­nal se sin­tió ayer en el cen­tro de la ciu­dad. Sal­vo los su­per­mer­ca­dos y otros co­mer­cios que ven­den ali­men­tos, la ma­yo­ría de los ne­go­cios ad­hi­rió al fe­ria­do.

La po­ca cir­cu­la­ción de gen­te en el cen­tro, fue uno de los mo­ti­vos por el cual la ma­yo­ría de­ci­dió no abrir, in­clu­so, los que ha­bían tra­ba­ja­do a la ma­ña­na no lo hi­cie­ron por la tar­de. 

El otro mo­ti­vo, se­gún ar­gu­men­ta­ron al­gu­nos co­mer­cian­tes, es el cos­to la­bo­ral que se du­pli­ca en la jor­na­da la­bo­ral.

Por una ra­zón u otra -o por to­das com­bi­na­das- el cen­tro ayer a la tar­de pa­re­cía un de­sier­to.

Ca­be re­cor­dar que de las dos en­ti­da­des em­pre­sa­rias, AER­CA ha­bía su­ge­ri­do trabajar y Aco­vim de­jó en li­ber­tad de ac­ción. Igual, des­de am­bas en­ti­da­des ma­ni­fes­ta­ron su preo­cu­pa­ción por la gran can­ti­dad de fe­ria­dos que se de­cre­ta­ron para el pre­sen­te año.