En la última publicación de nuestra entidad oftalmológica a nivel nacional, el doctor Dante M. Dalzoni, integrante del grupo de consultores oftalmológicos, hace hincapié a los oftalmólogos de la necesidad de atender la demanda de más gente que reclama porque no ve. Y no le podemos dar más respuestas a sus necesidades desde la Medicina Científica, ya que nos encontramos entrenados para curar, sin un importante desarrollo a nivel sanitario de la prevención y menos de la rehabilitación.
En esta oportunidad nos encontramos con pacientes que como ellos manifiestan “ven dos o tres renglones o menos”, y no podemos mejorarles esta visión. Esta baja visión es un nuevo desafío que debemos enfrentar los oftalmólogos, ya que con el aumento de la expectativa de vida de nuestra comunidad, cada vez hay más gente que por diversas patologías oculares no logra pasar el valor antes mencionado.
Debemos concientizarnos de que existen profesionales médicos que pueden darles mayor respuesta a esta necesidad. Para lo cual, primero debemos admitir nuestra escasa formación de pregrado en la materia, y para quienes ya hace varios años que ejercemos la Medicina, sólo podríamos acceder a los cursos a los que anualmente asistimos. Por lo cual el reclamo sería que se le dé mayor entidad a esta problemática; y con seguridad más de un colega, en los grandes centros poblacionales se interesarán en ser una alternativa a la que pudiesen concurrir esta franja de pacientes.
Independizar al paciente
No se debe tampoco crear falsas expectativas, ya que los logros suelen ser modestos, como lo destaca el doctor Dolzani. Pero independizan relativamente al paciente, ya que bien provisto y entrenado, puede elegir el medicamento adecuado, consultar y discar un número de teléfono, distinguir el dinero, los carteles de seguridad, los nombres de las calles, etcétera. Puede salir de su casa, hacer cosas útiles, acceder a actividades que antes le eran comunes y que por la enfermedad dejaron de serlo, pero que de a poco recupera en forma parcial y limitada.
Todo esto dentro del contexto de personas que se ven incapacitadas más o menos bruscamente, y quedarían limitadas, sumado a que en la gran mayoría estaríamos hablando de personas de edad avanzada. No sólo por el paciente, por su independencia, sino por la familia, ya que es ésta la que debe suplir en muchos casos las falencias que padece el paciente.
Este tema es abordado, según manifiesta el doctor Dolzani, por un número limitado de colegas, pero ha empezado a ser una preocupación creciente, teniendo en cuenta que cada vez más son los pacientes -sobre todo añosos- que deberían poder acceder a esta parcial solución al padecer enfermedades que ya no pueden ser mejoradas con la ciencia tradicional. Como se puede apreciar, estamos planteando una solución precaria a partir de centros privados, pues ésta como tantas otras parecerían no figurar en la agenda sanitaria oficial de ningún nivel.
Doctor Eloy Raúl Baigorrí