Existe un período donde se debe ir observando lo mejor de cada jugador, dejando lo mejor y eliminando los errores.
Busquemos capacitar; y de esto forma parte la eliminación de errores adquiridos en el fútbol infantil, que fueron necesarios en sus inicios, por supuesto.
El pasar de jugar a la pelota, a jugar al fútbol. Para ello hay que agregarle cosas que mejoren lo que saben.
Al principio incentivar la gambeta, por ejemplo, cuando domina a la pelota, explicarle lo que conviene y cuándo hacerlo.
El jugador nace, llega con aporte de condiciones y luego se hace, pero se realiza jugando. Tal vez desoriente ver a chicos que disponen, desde muy pequeños, de una técnica depurada y madura.
A eso no lo trajo desde su nacimiento, sino que es posible que en su niñez haya jugado diariamente a la pelota, seguramente sin un plan determinado, pero así, casi sin darse cuenta, desarrolló su facultad de jugador.
La técnica debe ser desarrollada para su aplicación en el juego; decimos esto porque es común ver jóvenes que hacen cosas brillantes dominando la pelota, son malabaristas y nos extraña que no jueguen en ningún equipo, es porque fueron preparados mecánicamente, pero no para jugar al fútbol.
Por eso, es aquí donde debe aparecer el enseñador, el que vaya puliendo y lo prepare para jugar al fútbol.
Mientras los observamos en su evolución lo importante es que juegue, no que haga gimnasia, ya que eso lo cumple en su escuela o en su vida diaria, debido a que corre, salta, anda en bicicleta. Muchas veces perjudicamos por no conocer algunas cosas y haciéndolos jugar seguro no cometeremos equivocaciones.
El juego está primero y no lo que después sería un trabajo porque ya son otras las obligaciones, aunque pienso que en cualquier edad se puede trabajar jugando. Es que, hasta el último día que se juegue siempre se aprenderá algo, y esto no ocurrirá con el gimnasio ni corriendo kilómetros y kilómetros (tengamos en cuenta que esto que escribo es pensando en fútbol amateur o semiprofesional, porque es nuestra realidad), y ahora vivimos reclamando la falta de precisión, de inseguridad con la pelota, del poco juego en los partidos, por lo que pregunto: ¿y si ese tiempo se le hubiese dedicado al perfeccionamiento de la técnica?
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