EL DIARIO visita todas las playas que hay en la ciudad: ya pasamos por el Cristo Redentor, el Santa Ana y el Mariano Moreno. Hoy le toca el turno a la bajada de calle Entre Ríos, la que se distingue porque es familiar.
Cuando recorríamos estas arenas, nos encontramos con una historia de amor, adversidad y encuentro: la de dos hermanas.
Nora Afonso tiene 49 años y es de Quilmes, de la provincia de Buenos Aires. Ya vino siete veces a Córdoba y esas visitas periódicas tienen un motivo: aquí en Villa María está su hermana Alejandra, con la que se conoció después de 35 años.
Cuando había que elegir presidente en 1999, en que resultó electo el radical Fernando de la Rúa, la hija mayor de la villamariense buscó a Nora en el padrón. Fue en noviembre de aquel año y se encontraron el 1 de enero de 2000.
Nora (mamá de diez hijos) sabía que tenía una hermana: “A mí me llevaron a Buenos Aires cuando tenía 1 año”, reveló.
Hay una historia muy dolorosa en esta familia, por lo que se omiten algunos datos. No obstante, lo que hoy importa es que se conocieron (la villamariense desconocía la existencia de Nora durante mucho tiempo) y que en los últimos 14 años han buscado recuperar el tiempo perdido. Hoy son amigas más allá de la sangre y hay unión entre esposos e hijos de cada una. “El vernos fue muy lindo. Calculá que después de 35 años abrazarse con una hermana que no sabías que existía es lo más lindo que te puede dar la vida”, confesó Alejandra.
“De golpe te enterás que tenés una hermana. Hay una historia que preferimos no tocar. Ahora todos los veranos ella viene a la ciudad a vernos con sus hijos y en invierno lo hace sola. Me da enorme alegría saber que tenía más parientes en otro lugar”, remarcó Alejandra, quien habita en barrio San Nicolás de esta ciudad.
Las dos son empleadas y han conformado familias numerosas. “Hay una huella dolorosa que te queda siempre por dentro, pero el presente es demasiado lindo como para poder disfrutarlo sin que algo lo opaque”, coincidieron.
Contaron que hubo todo un proceso de preparación familiar previo al encuentro, en el año 2000. Nora estaba embarazada de Fiama cuando se vieron por primera vez. Hoy dice que le encanta visitar Villa María, a la que ve hermosa. “Me gusta todo, la gente, los lugares, la tranquilidad, la paz que hay. Siempre le digo a mi marido que me gustaría poder vivir acá pero las relaciones en Buenos Aires son imposibles de dejar. Allá hay inseguridad, tenemos que llevar a nuestras hijas a todos lados y buscarlas. No es una exageración de los medios: no se puede vivir tranquilo”, declaró.