Cuando José Angel Rovai, obispo de la Diócesis de Villa María, dio a conocer que el sacerdote de James Craik, Maximiliano Savoretti, iba en misión pastoral a una parroquia de Añatuya, en Santiago del Estero (publicado por EL DIARIO el 7 de febrero), entregó una carta abierta en la que, además de dar a conocer los fundamentos pastorales y evangélicos de la ayuda solidaria a la Iglesia santiagueña, relata algunos de los antecedentes misioneros de sacerdotes y laicos de la Diócesis en el mundo.
Tal el caso del padre Eduardo Stefani, actualmente en Kazajstán (Diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty) y que antes estuvo en la República de Honduras.
Recientemente llegó de una experiencia similar el padre Gerardo Morra, quien estuvo en Bolivia, en la prelatura de Aiquiles.
“Antes hizo lo propio el padre Oscar Duarte, misionero en la República del Chad (Arquidiócesis de N´Djaména) y también en Bolivia”, dijo el obispo en su carta abierta.
“En una realidad distinta y colaborando con otra iglesia particular, el padre Williams Bianco está en Italia, en la Diócesis de Livorno”, agregó.
Pero también relata la participación de laicos en acciones misioneras.
“A través de la obra Puntos Corazón, varios laicos jóvenes hicieron y hacen esta experiencia en países como El Salvador, Honduras, Brasil, Costa de Marfil y otros lugares”, indicó.
También menciona al movimiento apostólico Ciudad de María, el grupo de misioneros de Jesús Misericordioso “que además de las misiones en nuestra Diócesis, desde hace unos años ha comenzado a colaborar con una misión en Añatuya”.
Sigue la lista con los grupos parroquiales que han ido a Humahuaca, los que van al norte de la provincia de Córdoba y al sur del país.
“Seguramente la lista es más larga, pero quería recordarla para descubrir las raíces de nuestro presente”, señaló Rovai. “Es importante que sepamos compartir de nuestra pobreza, la realidad de otras iglesias que son más pobres que nosotros”, concluyó el prelado.