Alumni desorienta, no es novedad, aunque anoche llamaron tanto la atención sus vaivenes que hasta el propio entrenador, Héctor Arzubialde, se fue “sorprendido” para mal.

Es que, después del gran triunfo logrado el martes por la noche, el equipo villamariense no mostró esta vez una buena imagen, al contrario. Fue arrebatado en el inicio, no lo supo empatar y terminó perdiendo 1-0 ante Juventud Antoniana, que jugó varios minutos con un hombre menos y celebró por orden y sacrificio, sin sobrarle nada.

La derrota no hace más que devolver al “Fortinero” bajo los viejos fantasmas del descenso que siempre revolotean, sobre todo luego de ser superado nuevamente en la tabla por Guaraní Antonio Franco. Sin embargo, lo de anoche no fue sólo una cuestión de números, sino de juego y personalidad.

Es que al conjunto de Arzubialde le sobraron imprecisiones y le faltaron ideas para lastimar a Juventud. Y encima, el propio rival salteño tuvo contundencia en el arranque: a los 2 minutos y cuando todavía el partido no tomaba color, Maximiliano Herrera recibió un pase afuera del área y clavó, de zurda, una pelota bien lejos del arquero Emir Basabe, cuando Alumni parecía haber cerrado los caminos tras un tiro libre.

El gol tempranero hizo un partido “raro” porque Alumni parecía estar puesto para cuidar primero su propio arco y, sin embargo, debió salir a buscar más arriba. Y Juventud se tomó un respiro en el ataque para “laburar todo” en la mitad de la cancha, aún cuando la historia recién empezaba.

Más allá de todo, hubo situaciones que pudieron modificar el panorama en la etapa inicial. Alumni reaccionó y, cuando no abusaba del pelotazo, se arrimaba con sus volantes externos tratando de desnivelar en acciones individuales. Juventud se repitió en faltas para cortar los avances del equipo villamariense. Y allí comenzó a visualizarse otro de los problemas del visitante: no supo y nunca aprovechó sus jugadas en pelota detenida. De hecho, en uno de los centros, Cuevas se quedó corto en un tiro libre y la réplica de Juventud casi termina en gol.

De todas maneras, Alumni no estuvo lejos de empatar en ese primer período, al contrario. Santiago Aloi (como le sucedió ante Gimnasia y Tiro, también en Salta) se lo perdió increíblemente, de mediavuelta, en el punto del penal. Además, Víctor Rena se acercó con un cabezazo y un tiro desde afuera.

El partido no era bueno, pero el crédito seguía abierto para el complemento. Claro que para ello, Alumni necesitaba jugar un poco más en tres cuartos de cancha. Y no lo hizo.

La ausencia del tándem David Altuna-Alejo Gelatini (ambos suspendidos por una fecha), en la zona interna de la cancha, se sintió por lo bien que había jugado el equipo con ellos días antes. No obstante, Arzubialde buscó una variante anoche cuando mandó a la cancha a Matías Espíndola, en reemplazo de Ariel Mascambroni, pensando en una mayor verticalidad. Pero nada de eso sucedió, menos aún cuando Juventud se quedó con un hombre menos.

Germán Noce se fue expulsado por doble amarilla y el equipo de Iván Delfino debió replegarse. Dejó sólo a un hombre de ataque (primero Prieto y luego Triverio) y esperó con las dos líneas de cuatro detrás de la línea media, cediendo pelota y terreno.

Alumni tenía la obligación (por esa circunstancia y por el resultado) de atacar con frecuencia y claridad, sin embargo, no se le cayó una idea. La línea de volantes no gestó juego, los delanteros no recibieron nada y los defensores no acompañaron en el ataque, más allá que se bancaron bien los mano a mano atrás.

Recién en tiempo de descuento, todos los fortineros se fueron a la carga barracas, como exhibiendo el orgullo herido, pero esto no fue suficiente para lastimar a un Juventud que fue ordenado y apeló a los viejos artilugios de hacer tiempo para terminar ganando.

Alumni se fue cabizbajo, consciente que dejó escapar algo más que puntos. Deberá volver a jugar al fútbol, algo que pareció desagotar el martes. 

 

La figura