En la mañana de ayer se conoció una noticia que sacudió al mundo entero, y en particular a la Iglesia Católica. Es que durante un discurso pronunciado en latín durante una misa pública en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI, de 85 años, anunció que el 28 de febrero dejará su cargo, aludiendo, entre otras cosas, “falta de fuerzas”.
Inesperada para mucho y razonable para otros, la decisión del alemán Joseph Ratzinger generó la opinión de diversos sectores, entre ellos la del Obispado de la ciudad de Villa María.
En referencia a dicha renuncia, el padre Darío Barrera (secretario del Obispado) expresó que “algunos no lo sabían, pero, por ejemplo, en una entrevista que le hicieron a Benedicto XVI hace aproximadamente cuatro años, que salió editada en forma de libro, él ya había anticipado que le parecía que había momentos en que si un Papa era consciente de que física y espiritualmente no podía asumir las responsabilidades para las que había asumido el ministerio, tenía el derecho a presentar la dimisión y también en algunas circunstancias hasta el deber de hacerlo”, a lo que agregó que “en el texto de su renuncia él explica que eso es lo que ha comprobado, que ha rezado y es consciente de que está disminuido en sus fuerzas, por la edad, y que no puede hoy asumir lo que ser Papa significa en este momento, por eso se ha visto en la necesidad de anunciar su renuncia”.
El fin de un ciclo
Cuando finaliza un ciclo (el de Benedicto XVI había comenzado el 19 de abril de 2005) es normal que se hagan balances de un mandato y así lo hizo Barrera. “En lo personal, uno desearía que Joseph Ratzinger siga siendo el Papa, por el magisterio que venía ejerciendo, cómo se empeñaba, cómo escribía, cómo había resuelto varios temas coyunturales y otros que tienen que ver con la realidad actual, como la evangelización. Muchos curas estábamos contentos con el estilo del pontificado de él, entonces uno desearía que siga, pero si el dice que lo ha rezado y que es consciente de que no puede seguir, hay que entenderlo. Ayer nos reunimos a rezar por él para que pueda cumplir algo que anuncia en su renuncia, que es retirarse y dedicarse a una vida más de oración. Cuando uno piensa en la edad que tiene su decisión es más comprensible”, indicó.
Otro tema del cual también se habla mucho con la finalización del mandato de un Papa es saber quién debe ser su sucesor. La danza de los nombres comienza a circular y se instala como tema de cabecera durante varios días, pero para el cura párroco villamariense “para su sucesión, técnicamente tiene posibilidades todo aquel que sea cardenal y que no haya cumplido los 75 años de edad. Al mismo tiempo he escuchado en algunos medios de comunicación que se están hablando algunas cosas algo improbables. Se habla de candidatos argentinos o brasileños, que es cierto que técnicamente tienen posibilidades, pero uno se pregunta si realmente todos los conocen o solamente los conocemos nosotros porque son sudamericanos”, al mismo tiempo que indicó “que haya tanta variedad de nombres posibles para la sucesión es algo positivo, porque hace 50 años atrás no se imaginaba a un Papa que no fuera italiano y de los últimos dos uno fue polaco y el actual es alemán”.
Finalmente, Barrera se refirió a algún candidato argentino que pueda suceder al actual Papa. “Para nosotros en Argentina Jorge Bergoglio es importante, pero a nivel mundial no es tan conocido, entonces habría que ver que los candidatos sean conocidos y representativos porque si no, se hace muy difícil poder elegirlo”, concluyó.