Jorge Omar Tissera (a quien le dicen “Gata”) lleva 17 años trabajando como guardavidas.
“He estado un mes en la bajada de calle Entre Ríos, después (N. de la R: en el marco de la rotación del personal dispuesto por la Municipalidad de Villa María) estuve en el Barrancas del Río, continuamos en el “Arenero”, Puerto Madero y me tocaba estar al lado de las compuertas, pero la gente solicitó que vuelva aquí”, le contó a EL DIARIO. Aquí es la bajada de las calles Mendoza y Entre Ríos, una playa familiar que concentra a muchísima gente, sobre todo los fines de semana.
En su charla con este matutino en estas arenas, recalcó que “el río nunca es tranquilo” y afirmó que “siempre es traicionero”.
“Por esa razón es que uno muchas veces le explica a la mamá y al papá que tenga cuidado con los niños”, indicó.
En este sentido, no dudó en cuestionar que “hay madres que se preocupan por tomar mates y no están viendo lo que hacen sus hijos”.
“Recién tuvimos un salvataje de una nenita; fue manoteada por un muchacho y la salvamos. Tuve que hacerle respiración boca a boca y volvió en sí. Le hice flexiones en los pulmones y por suerte no había tomado tanta agua”, develó.
“Uno va y viene por la playa, yo estoy todo el tiempo prestando atención. La gente es imprudente”, aseguró ante una pregunta de este cronista.
“No se le da importancia al mismo hijo, al niño. Y de esa inconsciencia pueden venir luego los problemas. Todos somos un poco inconscientes”, advirtió.
En este aspecto, graficó: “Estamos acá y luego nos queremos meter un poquito más allá, donde ya no es lo mismo. Ese es el problema”.
Por otro lado, Tissera evaluó que la playa más familiera de las que ha estado es la del “Arenero” del Vista Verde, donde “supo haber 1.200 personas”, seguida por Puerto Madero “con mil”.
Al igual que otros guardavidas, admitió que la del Cristo Redentor “es una zona muy complicada” y que “se puso más difícil ahora que en otros años”.
“Estamos terminando la temporada y queremos que no suceda nada malo. Sigo recomendándole a todos que sean precavidos, el río es traicionero, así sea bajo, porque te pecha”, resaltó.
Por su parte, consultado sobre el conflicto que hubo entre la Federación Argentina de Guardavidas y el municipio, prefirió no hablar. “No tengo por qué meterme. Defiendo lo mío y cuido mi trabajo, para el bien de cada familia y de cada bañero; quienes estamos trabajando en esto somos unidos, en las buenas y en las malas”, concluyó.