Carola Marchisio habita La Reserva desde hace un año y medio, porque su mamá compró un terreno y decidieron edificar una casa en la parte delantera y otra en la parte de atrás. Carola reside en una de ellas.
La joven de 29 años vive sobre calle Las Fresias y recordó, en su charla con EL DIARIO, que anteriormente “esto era como un gran vivero”. Remarcó que le encantan los grandes árboles “y está bueno que exista esta vegetación, aunque se ha ido perdiendo al edificarse”.
Su mamá Ana y su hermano Malcom viven detrás de su hogar. Ella está, por el momento, sola y disfruta de su vida en este barrio villanovense “que comenzó a poblarse en los últimos tres años, ya que antes no era tan conocido”.
Destacó que La Reserva no está alejado del centro de Villa María y que a su vez es un sector tranquilo, con poco tráfico y movimiento. También, entre lo positivo, valoró la vegetación, “tiene la particularidad de una vida más al natural y sin estar lejos de la zona urbana” más densamente poblada y de comercios.
Como contrapartida, la entrevistada explicó que “al ser un barrio joven, la mayoría vivimos desde hace poco y por lo tal no está constituido y consolidado como barrio, en el sentido de conocer a los vecinos y mantener una relación con ellos”. “Falta aún el formar una pequeña comunidad”, apuntó.
Otro punto negativo es que “no hay mucho mantenimiento” de calles y, como se sabe, el agua se estanca cuando llueve, generándose un problema por falta de drenaje. “Se ven pozos con sólo transitar por acá y cuando hacen una zanja, por ejemplo, no la tapan bien”, advirtió.
La zona ya posee todos los servicios, aunque no ha llegado la televisión por cable y se está haciendo el tendido de la telefonía fija. Sí hay recolección de residuos (aunque no siempre) y riego (también con sus faltas). Por otro lado, contó que siempre hubo alumbrado público.
Los fines de semana mucha gente recorre en sus vehículos el lugar, atraídos por la belleza natural y por las características de las residencias. Eso le genera cierto prurito a Carola. “Todo el mundo que pasa mira hacia el interior de la casa, es un desfiladero de gente”, admitió entre risas tras las preguntas de este cronista.
“Me gusta el barrio, es lindo, me encanta por las características que cité y porque está cerca”, declaró.
En cuanto a los tributos y el notorio incremento que se da en este 2013, Marchisio opinó que “es muy evidente el aumento y uno no sabe con qué herramientas hacer los reclamos”. “Yo me pregunto con qué referencia se adopta una medida así, con qué parámetros”, añadió molesta.
Carola nació en Las Varillas y a los 6 años se vino a vivir a Villa María. Desde hace un año y medio, ha adoptado a Villa Nueva como su lugar en el mundo. Es profesora de Educación Física y le gusta mucho la docencia.
La ejerció durante siete años en el Profesorado de Educación Física y daba clases de una materia que era teórica.
“La educación física mira a la persona en su integridad. Eso me sirve hoy para cualquier tipo de actividad o trabajo”, recalcó adentrándonos en su vocación.
Coincidió en que la mayoría de los alumnos que se llevan esta asignatura lo hacen “por no asistir a clases” y por eso, evaluó, “habría que revisarla como materia”.
¿Por qué no van a clases? Ante el interrogante, consideró que un factor es el tener contraturnos o sencillamente por “no poder disfrutar” de la misma. Por eso, llamó a reflexionar sobre el hecho de “no poder disfrutar de uno mismo en movimiento”.
“Hay que hacerlo porque nos debe servir para disfrutar de nuestra corporeidad y de la actividad en sí, para que sea algo saludable y haga al todo de la persona, que se incorpore en nuestra vida cotidiana”, indicó.
Actualmente, su carrera se dirigió al entrenamiento, al trabajar en el handbol en la Universidad Nacional de Villa María. “Es más competitivo y tiene otra lógica, distinta a la actividad física. Y es una propuesta muy superadora a diferencia de otras casas de altos estudios”, manifestó. Aclaró que la propuesta competitiva se da en todos los deportes.
“La raíz de los problemas de los jóvenes somos los adultos”
Otro de los asuntos abordados con Carola fue el de la juventud, habida cuenta de su contacto permanente con ellos.
“La raíz de sus problemáticas somos los adultos. La oferta del sentido y el significado de la vida misma es muy pobre. Cuando ves al adulto que se asemeja al joven y que no tiene proyectos, ¿cuál es la perspectiva de vida que le estamos mostrando?”, se interrogó.
Por eso, también “siguen las prácticas que tienen que ver con el mundo virtual, el cual es muy vacío” y se lamentó de que “todo se centre en lo material”.
Confesó que cuando eligió la carrera de Educación Física su familia se decepcionó “porque aparentemente no me iba a dar rédito económico”. “Es como que todo gira alrededor de los recursos”, advirtió.
“Hoy, muchos se inclinan por militar y ese es un punto muy positivo, ya que empiezan a ver a la vida misma con otro sentido. Es aprender que todo se aprende del aporte de todos”, recalcó.
Para ella particularmente, la militancia le dio “la posibilidad de entender y abrirme a otras realidades”, saliendo del esquema del mundo propio. “La militancia es solidaridad, es hacer que nuestra realidad cambie para el bien común”, describió.
En su caso, trabaja para que las mujeres accedan a los mismos derechos y oportunidades que los hombres, ya que “siempre han estado en situación de desventaja”. Por eso, pretende “promover una sociedad mejor y así sentir que la realidad cambia”, desde la implementación de nuevas leyes y políticas.
“Es descubrir que la sociedad somos todos y que cada uno elige el mundo que quiere. Sentirse protagonista de la realidad en la que vivimos y en la que somos. Todos deberíamos poder plantearnos qué es lo que queremos de nuestra vida, qué es lo que no queremos. Es complejo porque pareciera que nuestros destinos están marcados: te tenés que casar, tenés que tener hijos. Hoy el adolescente se anima a cuestionar esas determinaciones. Es positivo porque nos ubica como protagonistas de nuestra propia vida pero también de la sociedad. Es habilitar al otro a que pueda elegir”, cerró.