-¿Cómo ha tomado la renuncia de Benedicto?
“Se me engrandeció la figura de este hombre. Leí mucho los diarios nacionales y me pareció interesante la reflexión de los lectores. Al poder no se lo quiere largar nunca. Pero no me sorprende. Cuando él era teólogo en Alemania, hizo ver cómo la Iglesia es un servicio. No son dignidades, no somos príncipes ni reyes absolutos.”
-¿Cómo definiría al Papa?
“Es un alemán que tiene gran fortaleza. Un hombre de gran capacidad de lectura, intelectual y de oración. Ha sido uno de los teólogos más grandes del Siglo XX. Es un tipo intelectual y no le importa el puesto. Le estoy escribiendo una carta privada para decirle lo que he sentido con esta actitud.”
-¿Lo ha conocido personalmente?
“Estuve en 2009 unos veinte minutos hablando con él. Me impactó su humildad, me quise arrodillar y no me dejó. Fue afectuoso, atento. En realidad, lo conocí siendo cardenal en 2002.”
-¿Qué asignaturas pendientes deja?
“Me parece que ver cómo hacer para que la Iglesia hable con un lenguaje que sea captado por el mundo, para que se lo entienda. El desafío de la Iglesia es meterse en este mundo, cómo poner el Evangelio de Cristo en el mundo actual. Escucho que se dice que es ultraconservador. No comprendo por qué. Ha tenido diálogo con gente atea, agnósticos. No tiene prejuicios. En lo intelectual, era más abierto que Juan Pablo II. La relación con las otras religiones es más intensa. Y es un hombre que razona mucho. Ocurre que defiende cosas de la doctrina cristiana, naturalmente. No se puede caer en querer eliminar los mandamientos con el fin de modernizarse. ¿Qué sería modernizarse? Para un creyente hay límites. ¿Ser avanzado es aceptar el divorcio? Dejaría de ser Papa si atentara contra la cuestión de la fe.”
-¿Qué caminos debería abrir la Iglesia sin atentar contra esas cuestiones, como usted dice?
“Estar más cerca de la gente. Que la gente vea en él a un pastor. Que se interese por las cosas que le pasan a la sociedad. Benedicto había empezado a manejar las redes sociales.”
-¿Qué legado deja?
“Es un hombre de mucha fe en Jesucristo. Cuando estuve con él le dije que le agradecía que me confirmara en la fe. Es un hombre de gran amabilidad. Otra cosa que deja es que enseña a que uno debe ser Papa mientras lo sienta. Y ha sido coherente, porque todo lo que enseñó en la vida lo puso en práctica. No es demagógico. Cuando estuvo en Cuba, habló de lo que era el comunismo para él. Otro legado es que los sacerdotes seamos sacerdotes. Insistió en que estemos con los sacerdotes. ‘No se aísle’, me dijo. Y tiene una visión positiva del mundo moderno: en sus escritos descubre sus flaquezas pero no hay ningún mensaje en que no deje esperanzas; descubre las virtudes. Las jornadas de juventud que ha presidido han sido multitudinarias.”
-¿Cómo debería ser el nuevo Papa?
“Benedicto ha tenido un gran gesto, el que no hay que apegarse a ningún puesto. Son lugares para servir. Creo que el próximo tiene que ser un hombre que viaje mucho. Y a los 86 años no tenés muchas ganas de hacerlo y tampoco a veces da el cuerpo. Mi deseo es que sea una persona de no más de 65 años (...) En la Iglesia hay que buscar cada vez más la sencillez. Cuando lo vi fue muy amable, muy atento, miraba cuando uno habla. No era tan mediático y tan actor como Juan Pablo II, que fue actor.”
-¿Le gustó más este Papado?
“Es distinto al de Juan Pablo. Son diferentes. Juan Pablo trotó el mundo. Según cálculos, estuvo casi tres años y medio fuera de Roma. Del actual admiro su capacidad intelectual y ha hecho un esfuerzo para dialogar con el mundo de hoy. Discutía con cualquiera, no tiene miedo en discutir. Sus escritos se entienden más que los de Juan Pablo, que era polaco. Es lúcido, claro. He escuchado una vez que a Juan Pablo lo iban a ver mientras que a Benedicto lo iban a escuchar. No es un Papa de gestos.”
-Hay medios de comunicación que le achacan que protegió o cubrió a un tema espinoso para la Iglesia, que es el de algunos curas abusadores.
“No, para nada. Enfrentó todo esto. El primer acto que hizo es destituir a un hombre que estaba involucrado. Es injusto que digan eso. E intervino todo el Episcopado irlandés por estas cuestiones. Decir lo contrario es mala fe. Y ha dicho que los sacerdotes que nacen para cuidar a niños y que abusan de ellos le duele mucho. A los obispos nos mandó cartas para que seleccionemos a los candidatos, que abramos los ojos. Tuvo tolerancia cero a los abusos.”
- ¿Como obispo tuvo que hacer frente a algún caso de esta naturaleza?
“No, pero sí antes. Eché en los seminarios. Recuerde que 600 curas fueron mis alumnos. En los seminarios entran diez y llegan dos. Es como todo, hay quienes dicen que hay personas que estudian psicología para resolver sus problemas. En esto tiene que haber vocación. Por ejemplo, un pastor introvertido no sirve. Nosotros somos hombres públicos.”
-¿Vio la imagen del rayo sobre la cúpula de la Basílica de San Pedro, el mismo día de la renuncia?
“No lo he visto, sólo he leído muy por arriba.”
-Se abrieron especulaciones a raíz de esa foto.
“Soy incrédulo en eso. Hay mucha superstición. La gente promueve esas cosas. Nunca he visto señales raras. En 50 años, a mí no se me apareció nadie. Y espero que no suceda (risas). He visto en Discovery, en Infinito... las interpretaciones que se hacen sobre algunos asuntos (hace un gesto de desaprobación).”
-¿Repercutiría en el país si el Papa es de Latinoamérica?
“Sí, porque todos tiramos hacia el propio continente.”
-¿Cree que puede darse?
“Todo puede suceder.”
Diego Bengoa