Duro de matar: un buen día para morir
Hace 25 años (1988) nacía dentro de la historia cinematográfica, el papel interpretado por Bruce Willis conocido como John McClane. Nadie se hubiese imaginado que llegaría a una quinta parte de la saga y que ya fuera anunciada una sexta secuela para más adelante.
La presente cinta nos trae ahora a su hijo (el actor Jai Courtney, de la serie Spartacus), quien se encuentra en problemas en Moscú, motivo por el cual acude su padre a pesar del distanciamiento que padecieron ambos desde hace un tiempo.
La reunión de los protagonistas tendrá que ver con Chernobyl y el tráfico de uranio, que en realidad serán excusas necesarias para repartir tiros y explosiones por doquier.
Con escenas impresionantes dirigidas por John Moore (Max Payne, 2008), sólo vale verla para recordar a Bruce Willis en uno de sus personajes más logrados.
La noche más oscura
Kathryn Bigelow dirige una película bastante discutida por incluir cierta aceptación de la tortura.
La trama, en rigor, apunta al secuestro y asesinato de Osama Bin Laden, quien fuera el objetivo de dos administraciones estadounidenses durante más de una década. Durante este tiempo, un equipo exclusivo, integrado por militares y agentes de inteligencia se dedicó especialmente y en secreto en todo el mundo para alcanzar la meta: eliminar a Osama.
Con el tiempo un pequeño grupo de agentes de la CIA lo encontró. Los detalles que han salido a la luz y las partes más significativas de la operación secreta y sobre todo el papel que jugó el equipo de agentes se verán en este filme.
El lado luminoso de la vida
Entre la comedia romántica, el melodrama y el tratado de autoayuda psiquiátrico, “El lado…” cuenta una historia interesante. Pat (Bradley Cooper) ha pasado ocho meses en una institución mental donde había sido confinado tras golpear al amante de su esposa Nikki y está obligado a vivir con sus padres (Jacki Weaver y Robert De Niro) y a cumplir con una orden de restricción de no acercarse a su mujer.
El obsesivo compulsivo, si bien va al psiquiatra, se niega a tomar los medicamentos, porque siente que le cambian la personalidad, y trata de controlar sus impulsos con métodos que son una forma retorcida de acercarse a su esposa.
En una de sus estrategias de cercar a Nikki, el foco de sus trastornos, es invitado a una cena donde conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), viuda y despedida del trabajo por acostarse con todos sus compañeros, con una personalidad parecida a Pat. Los dos realizan una especie de negociación enfermiza con distintos objetivos: Pat, como otra manera de llegar a su esposa, y Tiffany, que ve en él un potencial compañero de baile.
De aquí en más diferentes situaciones risueñas con la cuota de romance se irán dando, donde cada uno de los protagonistas tratará de encontrar en el otro su propia paz interior.