El disparador de la entrevista fue lo sucedido en el Jardín Tribilín, en la provincia de Buenos Aires. Como se conoce, el papá de una alumna colocó un dispositivo en su mochila para poder grabar lo que acontecía en el establecimiento, ante sospechas. Se encontró con una situación de maltrato constante de parte de las docentes hacia los pequeños. Ahora el fiscal de la causa quiere la detención de al menos dos de las maestras, a las que acusa de “abandono agravado de persona”, pero la Justicia les otorgó la exención de prisión.
Con Liliana Zurita, la presidenta del Colegio de Psicólogos de Villa María y especialista en Psicología Infantil, no dialogamos sólo de esa situación particular sino en general, buscando la manera de darles a los adultos algunas claves que puedan evidenciar que los niños y niñas puedan estar siendo víctimas de maltrato, ya sea en el jardín, en la escuela o en el club.
“Es importante que el Estado esté presente, que el lugar esté habilitado y que se hagan los controles pertinentes. Eso es esencial”, fue una de las primeras apreciaciones de la profesional.
Otro punto es tener “una mirada más atenta al personal del jardín”. “Que haya confianza de pedir y preguntar, que se pueda hablar con ellos. Y otro aspecto es ver cómo sale el niño del jardín. Si sale contento, si va contento”.
Los adultos deben prestarle atención a las siguientes señales o evidencia: miedos del pequeño o la pequeña, ansiedad, insomnio, “cuestiones relacionadas al sueño o a la alimentación, como por ejemplo que no quieran comer”.
Todos estos síntomas “no implican necesariamente” que sean víctimas de maltrato, “pero nos sirve para hacernos un planteo, para hacerse la pregunta de si puede estar ocurriendo algo”, recalcó.
“Si no venía sucediendo esto, entonces hay que interrogarse por qué aparecen ahora todas estas conductas”, advirtió.
Zurita subrayó que “a veces se dice que el niño es caprichoso y así se simplifica mucho la cuestión”.
Por lo tanto, “hay que escuchar a los niños. Su palabra es importante”.
- ¿Cómo escucharlos cuando todavía no hablan?
“Hasta los 3, casi no hablan pero se expresan con llantos, malestar. Y los adultos somos mediadores de esos estímulos. Tienen que ser adultos comprensivos, que se brinden con amor y contención”.
La profesional cuestionó que se normalice el maltrato verbal. Y dijo que en el caso del jardín que está siendo investigado, se veía “una cuestión perversa” por parte de las maestras: “Lo hago y no me importa que el otro sufra”.
“Los chicos hablan de otra forma cuando no tienen lenguaje”, apuntó, pero ante una pregunta dijo que “no todos pueden expresarlo”. “Hay que tratar de ver las señales pero algunos no pueden decirlo”.
Se lamentó por situaciones como la de Tribilín porque “están en una situación de vulnerabilidad muy grande”, ya que “el adulto que los debe cuidar, los violenta”. Esto “implica algo muy difícil, no lo pueden decodificar cognitivamente, se sienten totalmente avasallados y para su psiquismo es un daño muy grande”.
“El ser humano es muy vulnerable en los primeros años de su vida. Su personalidad se está formando”.
Consideró, por otro lado, que en el caso citado los padres “también son víctimas” de lo ocurrido.
En la charla con EL DIARIO, se tocó también el tema de la actuación de la Justicia en casos de abusos infantiles. “Es muy difícil, a veces, que se llegue a la condena. Y eso es lo peor, porque cuando hay impunidad, todo puede hacerse y sigue habiendo ilegalidad”.
Zurita instó a no tener paranoia, a “no pensar mal de todas las maestras” pero sí “a estar atentos”.
La profesional destacó que a los niños “hay que acompañarlos con confianza” en su proceso de aprendizaje y que “uno aprende cuando tiene confianza con quien enseña y cuando se enseña con amor”. Además, “el que enseña debe estar autorizado: tiene que hacer lo que dice, lo que enseña”.
Los chicos “ven al adulto como una protección, hay una relación de asimetría”, por lo que el hecho de que de ellos surja la violencia golpea profundamente a los nenes.
“Los niños muy pequeños no son conscientes pero saben que el adulto es el que los cuida, por eso es muy grave que la violencia provenga de ellos”.
- ¿Siempre detrás del “capricho” hay algo a tener en cuenta?
- “Creo que por ahí se lo normaliza. No vamos a patologizar al mismo porque es parte de la edad, porque no entienden el No fácilmente, porque no saben esperar. Pero si hay cambios en el sueño, de apetito, si hay ansiedad, si no deja de llorar, habrá que analizar qué está sucediendo”.
- ¿El maltrato siempre se expresa de alguna forma?
- “Algunos no. Puede haber mucha inhibición”. “El control del Estado es fundamental”, añadió.
Y, además, “conocer quiénes son los docentes, si son idóneos, quedarse a ver cómo son las clases, ver que el niño es cuidado y respetado. Pensar en que haya una docente que empatice, que comprenda y sea cariñosa”.
“Los controles gubernamentales son necesarios pero también hay que ayudar a no mirar a otro lado”, aclaró.
- ¿Puede un niño pequeño inventar, fabular que vivió una situación de maltrato o de abuso? Muchas veces se dice que los niños no mienten.
- “Las pericias son serias. Existe un perito que puede constatar con diferentes técnicas su relato, en donde el niño pueda mostrar lo que ha atravesado. A veces esto se evidencia con señales. O a veces con modificaciones en la conducta, por ejemplo cuando no aprende en clases, cuando está distraído y no aprende pese a que para otras cosas es inteligente. Es muy raro que un chico invente algo así, tiene que haber un adulto muy perverso que lo lleve a decir que ha vivido una situación que no ha pasado realmente”.
- ¿El daño que produce en los niños una situación como la del Jardín Tribilín, es irreversible?
- “Cuando han vivido una situación de violencia grave durante largo tiempo provoca inseguridad en ellos. Cada persona es distinta, pero en algo nos afecta siempre. Nos es inocuo que alguien que te tiene que cuidar te maltrate. Para crecer y constituir nuestro psiquismo necesitamos que el adulto esté en un lugar de cuidado. Que nos cuidan y nos protejan. Y el maestro tiene que ocupar el lugar protector. No sé si sería ‘daño’ la palabra, pero sí es un estímulo violento que puede desencadenar en ansiedad o hasta en que alguien se enferme, desde una gripe a una enfermedad biológica”.
Claves que los adultos deben tener en cuenta
Los siguientes son puntos centrales en base a lo declarado por Liliana Zurita sobre el maltrato infantil.
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El Estado debe necesariamente controlar los establecimientos. Su papel es primordial.
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Los papás deben estar atentos a cambios de conductas de sus hijos. Ver cómo llegan y cómo se van del jardín, con qué estados de ánimo lo hacen.
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Tener en cuenta situaciones de ansiedad, trastornos del sueño o en la alimentación. Cuando lloran. No simplificar creyendo que sólo “son caprichos”.
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Conocer a las maestras, interiorizarse sobre su relación con niños y niñas. Quedarse a presenciar las clases.
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No caer en la paranoia ni endemonizar a las docentes, pero tampoco mirar para otro lado.
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Conversar con los niños y niñas y prestarles atención a lo que dicen. Valorar su palabra.