La directora del Grupo de Danzas Contemporáneas de la UNVM habló de “Vértigo”, la obra que el jueves pondrán en escena en la Medioteca desde las 22 y que en abril presentarán en Cuba. Se refirió, además, al baile como medio para vehiculizar problemas sociales como la trata de personas.
Se trata de poner el cuerpo a los sentimientos hasta que se vuelvan danza. Se trata de levantarse en escena como un radar humano y captar las emisiones sociales hasta volverse coreografía. Y sobre todas las cosas se trata de “incomodar” al espectador para que tome conciencia. Porque aunque permanezca sentado en su butaca, él también está siendo parte del problema; porque aunque se haya confabulado con la quietud, él también está en movimiento, bailando la danza caótica del mundo.
Quizás estas palabras podrían definir de un modo sintético y brutal la propuesta del Grupo de Danzas Contemporáneas de la UNVM. O mejor aún, quizás puedan concentrar el pensamiento coreográfico y humano de Gabriela Redondo en acción.
-Hace 15 años que dirigís el Grupo de Danzas de la UNVM; sin embargo, hace muy poco que tomaron una dirección absolutamente social…
-Sí. Hace apenas cuatro años. Fue cuando decidimos ponerle el cuerpo a los problemas de la actualizad. Y eso nos acercó muchísimo a la “danza-teatro” alemana; a ese baile que nació casi como una reacción al ballet clásico ya que la realidad social del país era tan fuerte que muchos bailarines no se permitían el lujo de la danza mágica.
-¿Y cómo definirías el espíritu de la danza-teatro?
-Es una danza para nada obvia. Esto quiere decir que a medida que tocás temas inherentes al ser humano, ganás en abstracción, en capacidad de simbolización arriba del escenario. Cuando las chicas bailan, mucha gente del público no entiende lo que sucede. Y está bien que así sea ya que no hay una referencia directa de movimientos. Estamos diciendo lo que pasa, pero desde un lugar metafórico. De todos modos, siempre tuve la convicción de que el arte se disfruta y que la comprensión viene después. Lo primero de todo es que la danza te atraviese.
“Con otra piel” o el arte de coreografiar la trata de personas
-¿Cómo nació “Con otra piel”?
-Se trata de una coreografía que pone en escena el problema de la trata de personas. Pero antes de esa puesta, tuvimos mucho tiempo de investigación. Nos documentamos, hablamos con chicas que habían padecido este problema, con especialistas y con gente de distintas ONG. Cuando terminamos la obra, bailamos en la presentación del último libro de Alicia Peressutti en el Congreso de la Nación de Buenos Aires y después fuimos al Congreso del Mercosur en Asunción, Paraguay. Fueron dos hitos importantes para el elenco, no sólo por los lugares, sino por el marco social. El año pasado fue nuestro lanzamiento definitivo.
-¿Cuál fue la búsqueda estética para coreografiar la trata de personas?
-La idea madre fue simbolizar con el cuerpo y el movimiento el sentir de esas chicas que estaban sufriendo tanto. Cada bailarina aportó su impronta, su fraseo coreográfico y entre todas fuimos armando la puesta final. Por eso lo que van a ver el jueves no va a ser una situación concreta de maltratos, raptos o abusos en escena, sino que vamos a evocar y a simbolizar.
-¿Había este tipo de apuesta social desde la danza cuando vos empezaste a bailar?
-Para nada. Esto es algo muy nuevo y coincide con un momento de nuestro país en el que se están poniendo sobre el tapete las realidades más crudas para concientizar o buscar una solución. Y el lenguaje artístico no es una excepción. Ya no sólo se baila para producir placer en el espectador. Podés hacer, si querés, una puesta inocente, pero si te interesa bucear más hondo y asumir un problema, desde el escenario podés hacerlo. Podés denunciar, sensibilizar, informar o concientizar a la sociedad. Por eso busco permanentemente una danza que incomode, para producir todos estos efectos.
-¿Cómo es esto?
-Quiero decir que, como directora, necesito provocar en las chicas situaciones o frases de movimientos que no sean cómodas para ellas, porque a mí no me alcanza con marcar una secuencia de movimientos que luego produzca una comodidad en el hacer, una costumbre. Yo trabajo con la incomodidad porque es un terreno que, al no ser firme, permite y obliga a un buceo interior, a la búsqueda de nuevas formas. Mi idea no es trabajar solamente con la incomodidad en las bailarinas, sino también incomodar al público.
-¿Se trata de una suerte de provocación al espectador?
-Se lo puede ver así. Pero mi idea es que quien asiste a la obra no la mire desde afuera, sino que se involucre, que se sienta parte de lo que está pasando porque de hecho lo es. Todos somos parte del tema de la trata de personas, por ejemplo, ya sea desde nuestra responsabilidad o desde nuestro silencio, desde nuestra ignorancia o desde el no querer ver. Y la danza, desde su origen, involucró a toda la comunidad. Esto no se ha perdido nunca, mucho menos ahora, en plena modernidad.
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-
Vértigo, el espectáculo
El jueves 21 de febrero a las 22 horas en el auditorio de la Medioteca se presentará, con entrada libre y gratuita, “Vértigo”, un espectáculo que reúne dos composiciones colectivas anteriores: “Otra Piel” y “Voraz”.
La primera, aborda la problemática de la trata de personas y violencia de género; mientras que la segunda hace hincapié en las relaciones sociales y los cuerpos atravesados por la lucha diaria. La composición de la primera está conformada por música original creada por María Luz Díaz, bailarina del elenco. Y la producción audiovisual de ambas obras es propia. El tiempo total del espectáculo es de unos 45 minutos y es la primera vez que se presenta en Villa María con esta modalidad de dos obras unidas en una. Será el ensayo final en público antes de la presentación del grupo en “Habana Vieja: Ciudad en Movimiento 2013”, festival de danzas contemporáneas en espacios urbanos que se celebra en abril de cada año en la capital cubana.
El elenco
El Grupo de Danzas Contemporáneas de la UNVM es, al decir de su directora Gabriela Redondo, “un espacio abierto para todos los alumnos que quieran participar, independientemente de la carrera que cursen, edad o formación que tengan. Todos los años ingresan nuevos bailarines y pueden permanecer por más que ya no pertenezcan a la Universidad”.
El jueves habrá una docena de bailarinas en escena, un elenco que tiene nombre, apellido y carrera de cursado propios. Helas aquí: Ludmila Bernardi, Florencia Mondino y Dayana Videla (Contaduría Pública), Melisa Burin y María del Mar Ferrero (Terapia Ocupacional), Noelia Belén Cassella (Ciencias Políticas), María Luz Díaz (Licenciatura en Composición Musical), Yamila Fortuzzi (Martillera Público), Noelia García (Licenciatura en Sociología), Verónica Piva (Administración de Empresas) y Carla Resquin junto a Romina Sosa (Diseño y Producción Audiovisual).