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"Cartonero", cuadro de Erwin Nettig Rosales |
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PRIMERA PARTE
La discreción de la noche
acompaña tu andar,
“pastor de la calle”
frío o calor, lo mismo da.
Solitario o con tu compañera
a veces la familia entera,
removiendo y buscando,
lo que alguien te quitó.
Todo vale, todo va.
El carro tenés que llenar.
Papel, cartón, metal, comida
o un juguete para tu niño.
En el carrito asomando
su flequillo desordenado,
el niño con su juguete
disfruta el trofeo encontrado.
Silencioso cual minero
remueves todas las bolsas.
Un “tintinear” de botellas
anuncias que estás.
Varios perros vagabundos
siguen tu peregrinar,
solidario eres con ellos
y compartes tu husmear.
Estos “socios” de la calle
te hacen renegar.
Rapiñan bolsas del botín,
el desparramo es total.
Tus amigos: el mate,
un cigarrillo armado
y un puñado de sueños.
Algunos, ya olvidados.
SEGUNDA PARTE
En bicicleta, caminando,
o en un carro remendado
que tira un caballo flaco,
deambulas buscando el pan.
Flaca vida, la vida.
Con sacrificio y dignidad
asumes este creciente oficio,
que no elegiste, te lo impusieron.
Este oficio milenario,
tiene genuinos seguidores,
pero distinto es hoy
juntador de necesidades.
Una pirámide humana
parece nuestra sociedad,
abajo reciben pisadas
del resto de la vertical.
Qué duro que es
juntar lo que los otros tiran,
Pero más duro será
para quienes a otros quitan.
Llenemos el alma
de participación y bondad
No miremos a otros lados,
Asumamos nuestra responsabilidad.
María y José arrastran
Este pesebre de cartón y papel,
Asoma el Niño y pide
ser más humano con él.
Pensemos en aquel Niño
que nació en Belén.
Que su estrella ilumine
la esperanza y el bien.
Alberto Marcotegui
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