Escribe: Juan Manuel Gorno
El fútbol es un deporte que suele ser generoso, pero a veces también por demás exigente con todo lo que se debe peñeren la cancha para salir airoso de un partido.
Alumni "padeció" anoche esta última faceta porque expresó sobre el terreno todo el sacrificio y la personalidad que se debe tener para remontar situaciones adversas, pero no le alcanzó para sumar ante Central Córdoba de Santiago del Estero, que ganó 3-2 un encuentro tan vibrante como emotivo y dejó al local en el último puesto de la Zona Norte del Argentino A, con todo lo que eso representa, a pocos días de jugar una verdadera "final por la permanencia" en Córdoba, ante Racing.
Los santiagueños celebraron, sufrieron y volvieron a celebrar sobre el desenlace del juego, gracias a un penal que cometió Patricio Berardo sobre Agustín Beltrame y que Iván Sequeira, el mejor de la noche, canjeó por gol.
Pero no fue sólo la contundencia o la "polémica" del penal lo que derivó en el festejo visitante, sino también la lotería de un partido que estuvo para cualquiera y la tranquilidad para esperar el momento oportuno para marcar.
Alumni no tuvo esa paciencia porque las circunstancias lo hacen jugar con las pulsaciones a mil. Por eso fue a la carga con algunos problemas defensivos que se magnificaron por la velocidad de los volantes externos del rival y el resto de los atacantes del "Ferroviario".
Las primeras impresiones marcaron una tendencia: Alejo Gelatini, el mejor del local, asistió a Santiago Aloi, quien sacó un remate por encima del travesaño. Y ahí nomás, Sequeira -"carrilero" por izquierda del visitante- se escapó con criterio y envió el centro que terminó en gol de Darwin Barretto, a los 10 minutos.
Ese gol obligó al equipo villamariense a salir al frente con mayor énfasis, guiado por la sapiencia de Gelatini y el despliegue de David Altuna, además de las subidas de Aloi.
En proporción, el equipo de Héctor Arzubialde tenía la posesión y llevaba riesgos, pero por entonces a Carlos Herrera todavía lo acechaba el maleficio de no poder convertir. "Falucho" (quien volvió a la titularidad tras la lesión de Víctor Rena) probó tres veces y en todas no pudo con el arquero Leonel Caffaratti.
Alumni quedaba expuesto atrás y, sin embargo, demostraba que podía revertir la historia si se proponía darle claridad a sus avances, a pesar de la floja noche de Walter Cuevas, quien no pudo desnivelar en los mano a mano.
Claro que nadie contaba con la efectividad de Central Córdoba en el arranque del complemento, cuando pegó nuevamente por la aparición sorpresiva de un volante externo, en este caso Eduardo Scaserra, por la derecha, tras un gran pase de Iván Saucedo.
A remarla
Alumni, casi desde el inicio de la etapa, debió recomponerse de otro mazazo y tardó algunos minutos en reaccionar porque, a la desorientación propia, se le sumó la prolijidad ajena, la de Central, por cuidar la pelota y aprovechar los espacios de la última línea local. De hecho, el visitante estuvo a tiro de la goleada y Federico Silvestre, quien otra vez volvió a jugar de defensor, debió salvar el inminente tanto de Sequeira sobre latinea
Todo el fastidio se apoderaba de los hinchas rojiblancos hasta que apareció "Falucho" para romper con la sequía (tras un tiro de esquina que bajó Amarilla). Y ese gol contagió de tal manera que Alumni volvió a reposicionarse en la cancha y en el resultado.
Con tres en el fondo y un hombre más en ofensiva (Matías Espíndola), el "Fortinero" jugó a matare morir. Gelatini se puso el equipo al hombro para tener la pelota y habilitar con pases profundos, Herrera se mostró siempre peligroso y el empate, casi con tono heroico, llegó desde los pies de Aloi, en gran definición desde afuera del área.
A partir de allí, la noche podía convertirse en mágica para los villamarienses, por aquello del momento sicológico que pudo y debió aprovechar. No obstante, el entusiasmo le ganó al fútbol porque el equipo atacó sin inteligencia, abusando del pelotazo desde atrás, mientras Central Córdoba contragolpeaba por abajo y con rapidez.
Más allá de esta postura, el partido estuvo bien abierto y fue el equipo visitante quien finalmente capitalizó el penal cometido por Berardo.
Alumni pecó por inocente y por haber dejado en la cancha todas sus energías en búsqueda de una remontada necesaria. ¿Pudo quedarse con algo? Tal vez sí. Lo merecía por enjundia y actitud, aunque el rival también jugó, mostró jerarquía para salir a flote y se llevó tres puntos muy importantes a Santiago del Estero.