Cierta parte de la prensa musical se ocupó de señalar que Cream fue el primer supergrupo de la historia del rock, afirmación que el responsable de esta entrega no comparte. Pienso, eso sí, que confluyeron tres músicos talentosos para conformar una banda atípica, uno de ellos, virtuoso de la guitarra.
El bajista Jack Bruce (1943), el baterista y trompetista Ginger Baker (1939) y el popular Eric Clapton conocido como "slow hand" (mano lenta) por su inmensa capacidad para puntear la primera guitarra. Los tres abandonaron todos sus proyectos individuales para dedicarse al terceto en cuerpo y alma, una sociedad que permaneció en pie durante 28 meses y que generó seis larga duración (long play), dos de ellos en directo, y que les permitió convertirse en una de las bandas más imitadas de la segunda mitad de los 60 y principios de los 70.Con la guitarra de Clapton y la voz de Jack Bruce como protagonistas principales, interpretaron inteligentemente el estilo "blues-rock" con una libertad deliberada en materia de improvisaciones. Algunas de sus obras más relevantes fueron "Sunshine of your love" (El brillo de tu amor), "White room" (Salón blanco) y "Crossroads" (Caminos cruzados), composiciones que se encuentran entre las más difundidas de Cream.
Tal vez, parte de la verdad y de la realidad de las estrellas del pop esté sujeta a una frase que el mismo Eric Clapton soltó ante una pregunta de un cronista cuando respondió, "en directo no hay nadie más que los dioses y el público porque hay que superar lo que has logrado en los discos". Esta posición se reflejaba durante la época más psicodélica del trío Cream.
Emisoras “ilegales”
En la dilatada y profunda relación existente entre la música y las emisoras de radio surgieron, durante la década del 60, las conocidas como señales piratas que arribaron al mercado para enfrentarse con una posición mezquina adoptada por la prestigiosa BBC de Londres, que dispensaba a la música pop, un espacio por demás acotado. La pionera en esos términos fue radio Carolina, que comenzó a emitir desde un barco en 1964, captando una generosa franja de oyentes gracias a la tarea de sus locutores por demás locuaces y su apertura a los nuevos sonidos. La BBC, que ya se había habituado a la persistente competencia de radio Luxemburgo, reaccionó e impulsó durante 1966 la aprobación de una legislación restrictiva, lo que derivó en la puesta en marcha de radio Uno. Esta última, comenzó a difundir de manera sistemática los por entonces nóveles sonidos del pop y paralelamente, como un golpe estratégico para liderar el mercado, se dedicó a contratar a los principales y más experimentados locutores de las debilitadas emisoras piratas.
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO