Afrontar el dolor en el parto ayuda a que la mujer se desconecte del entorno y se deje llevar por su cuerpo para parir. Pero si se interviene en exceso puede aumentar su intensidad.
¿El parto duele?
“Sí. ¿Cuánto duele? Mucho.” Esto es lo que les respondo a las mujeres embarazadas que vienen a los cursos de preparación para el parto y la maternidad. Pero también les digo que el dolor durante el parto es perfectamente soportable, siempre que sea un parto en el que no se intervenga sin necesidad, un proceso en el que a la mujer se le permita estar y sentir su propio cuerpo, y en el que a su cuerpo se le permita hacer su trabajo, ese trabajo para el que todas las mujeres estamos preparadas de forma instintiva y natural.
¿Dónde se localiza el dolor?
A algunas mujeres les duele el bajo vientre y lo comparan con un dolor fuerte de ovarios, a otras les duele la zona lumbar, a otras les duele todo. Hay mujeres a las que les duele más y otras a las que les duele menos; pero el peor dolor es el que cada una siente, ya que el dolor es siempre subjetivo.
Las contracciones uterinas duelen porque un músculo potente se contrae para abrirse y empujar al bebé por el interior del canal del parto, que va avanzando paso a paso a través del cuerpo de la mujer, presionando apretando.
Pero, quizás, la pregunta adecuada no sea si el parto duele o no duele, si duele mucho o duele poco. Creo que las preguntas que tenemos que hacernos las mujeres que esperamos un bebé son: ¿para qué sirve el dolor en el parto? y ¿de qué manera afrontaré el dolor? El dolor en sí mismo empieza de forma progresiva y va aumentando en intensidad a medida que el cuello uterino se va dilatando y la cabeza del bebé va descendiendo por el canal del parto. Este proceso hace que nuestro cerebro segregue unas sustancias denominadas endorfinas para contrarrestarlo. Las endorfinas son analgésicos muy potentes, similares a la morfina, que ayudan a las mujeres a desinhibirse, a desconectarse del mundo exterior y rendirse a la experiencia. Pero para que se segreguen es necesario que la mujer dé a luz con las hormonas que fabrica su propio cuerpo.
El parto como experiencia única
El parto duele, y mucho, pero este dolor tiene su sentido, permitir a la mujer introducirse de forma instintiva y sin condiciones en el arduo trabajo de dar a luz una nueva vida.
La mujer durante el trabajo de parto pasa por innumerables molestias, pero al mismo tiempo expresa el placer de lo que está sintiendo, esa oleada de hormonas la ayudan a vivir una experiencia única. Muchas mujeres, recuerdan su parto de forma diferente a como ha sido visto desde fuera, lo viven como una buena experiencia, comentan que no dolió tanto, puesto que ese maravilloso cóctel hormonal amortigua el dolor, lo transforma en placer.
Disminuir las molestias
En cuanto a la duda sobre la propia capacidad para enfrentarse al dolor en el parto, es importante saber que los analgésicos y anestésicos, alivian el dolor, o reducen esas sensaciones, pero al mismo tiempo influyen en la dinámica del parto y, en cierta medida, pueden afectar al bebé. Ultimamente muchas mujeres sostienen que no hay necesidad de sufrir en el parto porque existen dichas terapias. Los anestésicos son un recurso valioso pero tiene efectos secundarios, por lo que no tiene sentido utilizarla de forma indiscriminada con todas las mujeres.
¿Sentir dolor o sufrir?
Por otra parte, sentir dolor en el parto no es sufrir. Sentir dolor en el parto es simplemente eso. El sufrimiento va acompañado de un proceso psicológico que poco tiene que ver con el dolor físico. Se sufre cuando se tiene maltrato o se está pasando por una situación desagradable. Se sufre cuando se pierde la autoestima, el control sobre el propio cuerpo, o cuando no se puede tomar las decisiones adecuadas durante el proceso que se está viviendo. Se ven mujeres que no experimentan ningún dolor en el parto pero están sufriendo por no poder moverse, por no poder percibir su cuerpo, por sentirse infantilizadas y humilladas, y otras mujeres con dolor que gozan enormemente, que dicen haber vivido una de las experiencias más intensas y dichosas de toda su vida.
Fuerza interior
Todas las mujeres están físicamente preparadas para afrontar un parto normal sin intervenciones innecesarias, pero también es cierto que es muy difícil enfrentarse a un parto con un alto grado de medicación y de intervenciones sin ayuda analgésica.
Cuando se interfiere en el proceso normal del parto éste resulta más doloroso. Duele más cuando se rompe la bolsa de forma artificial, cuando se utiliza oxitocina sintética, cuando se está acostada en la cama sin poder moverse libremente y cuando los estímulos externos (luces, voces, monitores, etcétera) no permiten desconectarse de la realidad. El parto es un momento íntimo y entrañable en el que se debería tener una actitud de observación sin alterar su desarrollo normal, vigilando que este proceso natural siga su curso sin intervenir más que en aquellos casos en los que sea estrictamente necesario. El trabajo de parto es más doloroso si se interfiere en su proceso natural.
Cómo conseguir alivio
*Trabajar con una respiración consciente en el embarazo, y sentir cómo la respiración lenta y profundamente relaja el cuerpo y la mente. La respiración agitada acelera el ritmo, tensa los músculos y aumenta el dolor.
*El agua caliente ayuda. La inmersión en agua alivia el dolor y facilita el parto.
*Los masajes en la espalda con aceites (de almendras, oliva...) calman bastante.
*Busca una postura confortable; evitar la posición acostada boca arriba. Se recomiendan posición en cuadrúpeda, apoyada en almohada, recostada de lado, etcétera.
*Reducir los estímulos. Un ambiente cálido y agradable, con luces tenues, música suave y relajante, poca gente alrededor y con conocimientos para acompañar en estos momentos, que no molesten ni distraigan, ayudará.
*Pensar en lo importante que es el dolor que se siente, éste está ayudando a traer al bebé a este mundo, el deseo de empezar el trabajo de parto, conocer al bebé y tenerlo en los brazos, ver su cara y sus manitas, sentir su cuerpo caliente, se logra debido a esas contracciones poderosas que acercan a ese momento.
*Sentir que se puede hacer, expresar lo que se necesita, gritar, gemir con tonos graves y profundos a veces también ayuda. Sentir que el cuerpo ya está preparado para parir.
Esa maravillosa química interna
*Las endorfinas son potentes analgésicos y sedantes que calman el estado de ánimo, reducen los niveles de estrés y amortiguan las sensaciones. Sólo se producen de forma adecuada en un parto normal sin intervenciones y relativizan las sensaciones que se experimentan.
*La oxitocina endógena tiene también efectos conductuales. Es la llamada hormona del amor y actúa sobre la memoria, haciendo que los recuerdos del parto sean más dulces y positivos. Produce cierta amnesia que permite a las mujeres entregarse a sus bebés recién nacidos. Las endorfinas acompañan a la oxitocina natural segregada por nuestra hipófisis e impregnan el cerebro. No ocurre así si la oxitocina es sintética.
Fuente consultada: doulaporinternet.blogspot.com.ar/
Patricia Rodríguez de Vodanovic
Lic. en Educación Física, en Kinesiología y Fisioterapia
MP: 5215 UNC
Centro Integral de Preparación para el Parto
Correo: rodriguezpatriciac@hotmail.com