Escribe: Dr. José Argarate (*)
Parte del Ejército español al frente del general Francisco Franco da un golpe militar contra el Gobierno democrático de la Segunda República Española; allí comienza la Guerra Civil Española que dura de 1936 a 1939.
Se calcula en un millón los muertos, familias desintegradas y millares de exiliados; terror, hambre y espanto.
El triunfo de los golpistas les permite instalar una dictadura nazi-fascista, apoyada por la Falange Española (grupo de choque de extrema derecha, violento y sangriento), la Iglesia Católica y la derecha conservadora; basados en el nacionalismo español, el catolicismo y el anticomunismo. Es uno de los períodos más oscuros y trágicos de España y de la humanidad. Los crímenes, vejaciones y magnicidio han quedado impunes, los responsables no fueron castigados.
Ese régimen cercena los derechos de las mujeres que establecía la Constitución de 1931 que, entre otras cosas, declaraba la igualdad de las mujeres frente a los hombres. Todo se retrotrae, las mujeres pasaban de la tutela de los padres a la tutela de los maridos. Les era muy difícil acceder al mercado laboral; las casadas debían exhibir el permiso escrito del esposo; las solteras o solas ganaban miserables sueldos, muy por debajo de los hombres, sin derecho a reclamos. No podían abandonar el hogar, viajar o realizar trámites de importancia sin la anuencia del esposo. La libertad e independencia eran desconocidas, era un régimen tipo militar, de mando y obediencia. Oficialmente no se reconocían los malos tratos por parte del hombre.
El divorcio dejó de existir; tampoco se reconocía el matrimonio civil; todas esas disposiciones con efecto retroactivo. Los hijos pasaban a ser “naturales” o de “padres desconocidos”.
La infidelidad era penada por la ley sólo a las mujeres.
Las mujeres sin trabajo y sin comida se volcaban a las calles para conseguir algún sustento para su familia, allí aparece el “Estraperlo”, una especie de ruleta eléctrica que servía para la estafa.
Toda esa situación y política de denigración y humillación era justificada y apoyada desde los púlpitos y confesionarios. Dios lo quiso así…
José Antonio Primo de Rivera era el creador de la Falange Española, un grupo conservador, de choque, monárquico, que recibía sueldo de Benito Musolini, se jactaba de usar “el ejercicio de la violencia, y la dialéctica de los puños y las pistolas”.
Su hermana Pilar, en una revista del régimen, en la sección femenina escribía “si tu esposo te pide prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes, debiendo tener en cuenta que la satisfacción del marido siempre es más importante que la de la esposa”; además “el marido siempre tiene razón; las mujeres nunca descubren nada, les falta el talento creador reservado por Dios para las inteligencias masculinas”.
Aquellas muchísimas mujeres que habían participado en el bando republicano fueron fusiladas; y otras por ser simplemente esposas o compañeras de izquierdistas eran rapadas, obligadas a tomar aceite de ricino haciéndolas caminar por las calles, defecándose descontroladamente. Era uno de los tantos rostros perversos y siniestros del franquismo, fieles herederos de la Inquisición.
Quedó para la historia la frase de José Millán Astray, fundador de la Legión Española y director de Radio Nacional de España, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, “Muera la inteligencia, viva la muerte”; a lo que Miguel de Unamuno respondió, “Este es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitáis algo que os falta, razón y derecho en la lucha. Me parece inútil que penséis en España”.
Por nuestras tierras también existen estos engendros con los mismos genes oscuros y retorcidos; es la derecha conservadora, clerical, defensora de todos los golpes cívico-militares, de dictaduras y genocidios, entreguista, racista, explotadora, siempre aliada de los capitalistas nativos y extranjeros que expoliaron al país, responsables de todas nuestras tragedias, especialmente a la sociedad más vulnerable. Fueron lo que nunca comprendieron ni interpretaron a Yrigoyen, Perón-Evita y el Che. Jamás podrían entender a Scalabrini Ortiz, Jauretche, Hernández Arregui, J. W. Cook, Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi y otros pensadores que amaban a la Argentina profunda.
Allí están juntos en el corifeo opositor, allí también está Miguel Del Sel.
Misoginia es el rechazo u odio a las mujeres; generalmente es una homosexualidad no asumida.
Persona se llamaba a una máscara que se usaba en el antiguo teatro griego; tenía una abertura en la boca por donde salía la voz del actor; detrás de ella se expresaban las riquezas y miserias del alma humana. De allí viene el nombre de personalidad, que es lo que distingue a cada ser humano por lo que es.
Miguel Del Sel ha insultado a la presidenta de la Nación; denigración y misoginia repetida (“las negritas se embarazan para cobrar el subsidio familiar”).
Este agravio no sólo afecta a la autoridad máxima de la República (que también está simbolizada en una mujer), sino también a todas las mujeres argentinas.
Del Sel en su actividad profesional reiteradamente representa papeles femeninos, los hace muy bien y evidentemente los disfruta. Pero además en la vida diaria tiene posturas y actitudes feminoides y habla como un maricón; que no tendría nada de extraño ni de malo si asumiese esa personalidad que seguramente convive con él.
Dentro de esa derecha nefasta está Del Sel que ataca a Cristina; pero específicamente en el caso del cómico, es muy posible que sean celos y envidia por la identidad sexual de la presidenta, de sus atributos femeninos, de su inteligencia y cultura, de su rica oratoria, de sostener con valentía y coraje una ideología que la acompaña desde su juventud; de haber luchado junto a Néstor (Kirchner) por una Patria digna, libre, solidaria, justa e inclusiva. De hermanarse con Latinoamérica por la liberación cultural y económica como soñaron nuestros próceres; además de ser acompañada y amada por la juventud y el pueblo, que la respeta y protege.
Placeres y honores que jamás conocerá este cómico devenido en político, su partido y todo lo que ellos representan.
Es muy posible que en vez de llamarlo “Gorila”, debamos con más propiedad llamarlo “Mona Chita”.
(*) Médico psiquiatra
jargarate@hotmail.com.ar