Esta semana arrancarán las clases en los dos CENPA de Villa Nueva, los centros educativos de Nivel Primario que están dirigidos a adultos. Natalia Geremía y Miriam Mainardi son las docentes únicas (están a cargo) de los CENPA Justo José de Urquiza y Ctalamochita, respectivamente, y precisaron que el 15 de febrero se abrió la inscripción para este año.
El primero de ellos abarca a adolescentes, en tanto que al Ctalamochita concurren mayores de 18 y sobre todo adultos.
Las docentes, en diálogo con EL DIARIO, señalaron que están viendo de incorporar talleres de formación laboral y que este año sería clave en la concreción de vínculos con distintas instituciones de las dos ciudades, que gestionaron durante el año pasado. Por ejemplo, buscan hacer un acuerdo con el Hospital Regional Pasteur y de esta manera lograr que médicos u otros profesionales realicen visitas a los alumnos para dialogar.
La idea también es contar con más talleres. Tienen el de recreación, pátina y reciclado. Estaba además el de computación, pero no existe en la actualidad.
Sobre este tema se mostraron preocupadas, ya que el Gobierno de la provincia de Córdoba sólo envía recursos para los sueldos de ellas, pero no para que profesionales dicten talleres. Así, los mismos son llevados a cabo por docentes que lo hacen ad honórem, por lo que cuesta obtener una continuidad. “Si a la persona le surge un trabajo, naturalmente va a tener que dejar este lugar en el que no cobra por su tarea”, analizaron. “Hasta ahora hemos contado con personas que han continuado, que han demostrado enorme vocación”, valoraron.
Los alumnos que concurren pertenecen a franjas de escasos recursos y necesitan una salida laboral.
Los cursos tienen realidades diversas. Hay quienes no han aprendido las vocales y otros que han avanzado en sus estudios; todos están en el mismo ámbito, por lo que los docentes tienen que saber compatibilizar los distintos cuadros.
Confirmaron que cuesta la retención escolar. Mainardi especificó que al ser un alumnado adulto “tienen familias, trabajan, tenemos muchas mujeres que son jefas de hogar, hay personas desocupadas o que realizan changas”, realidades complejas que conspiran contra la permanencia en la escuela.
“Entonces les sale un trabajo en el campo y dejan, pero algo bueno habremos hecho porque luego terminan regresando, se reincorporan”, resaltaron.
Geremía, en relación a su matrícula adolescente, advirtió que por sus edades “empiezan a salir y necesitan plata”, lo que a veces los lleva a buscar trabajar y dejar el colegio.
“Tratamos, ante todos estos factores, que la propuesta sea lo más atractiva posible”, resaltó.
Y, sobre todo, buscan brindarles contención humana.
Ante una pregunta, indicaron que todos tienen una baja autoestima (“porque son repitentes, porque son maltratados psicológicamente como ‘burros’”) por lo que el cuerpo de profesores busca, sobre todo, devolverles “la posibilidad de que crean en sí mismos”.
“Hasta en los desfiles se percibe esto. Les cuesta participar porque sienten vergüenza, tienen el estigma de sentir que no terminaron la primaria. Entonces pretendemos inculcarles el orgullo de participar en los mismos”, manifestaron.
Actualmente todos los CENPA mantienen conexión. “La única manera de avanzar es trabajar en red”, evaluaron y por eso se busca generan convenios con instituciones para favorecer a todos los centros educativos.
Si bien las clases comienzan el miércoles 27, las inscripciones continúan abiertas durante el año, siendo flexibles en el ingreso en otras etapas de 2013.
Geremía ha visitado todas las escuelas primarias y ha recibido adolescentes de otras instituciones que no podían seguir en las aulas por sobreedad.
El Justo José de Urquiza está en 25 de Mayo y San Lorenzo (Cencar), con clases matutinas. Almuerzan allí, a través del Paicor. Hay entre 12 y 14 alumnos (hasta 2012).
El Ctalamochita funciona en la Iglesia Evangélica Cielos Abiertos, en calle Marcos Juárez (frente a la plaza Capitán de los Andes), por la tarde. Tenía 18 alumnos.