La infertilidad es la incapacidad que tiene una pareja de lograr un embarazo al cabo de un año de búsqueda, período que se considera el necesario para lograrlo.
Las causas afectan tanto a la mujer como al hombre por igual.
Alrededor del 15% de las parejas en edad reproductiva tendrán un problema de infertilidad en algún momento de sus vidas.
Esto afecta la vida personal, la pareja y el contexto social llevando a los actores al ostracismo. No es posible cumplir con el mandato que la sociedad, la religión y la propia familia han impuesto durante generaciones.
Así lo revela un estudio reciente publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que además, no encontró evidencia de variaciones importantes en los índices de infertilidad en los últimos 20 años.
El estudio llevado adelante por un grupo de investigadores de la OMS relevó datos de 190 países entre los años 1990 y 2010. Los resultados recientemente publicados fueron concluyentes: en 2010 un estimado de casi 50 millones de parejas en el mundo fueron infértiles y los niveles de infertilidad primaria y secundaria entre los años 1990 y 2010 han permanecido relativamente estables.
Según Gretchen Stevens, coautora del estudio, afirmó que en 1990 casi el 12% de las mujeres de entre 20 a 44 años que buscaron un hijo por primera vez (infertilidad primaria) no lo lograron y casi el mismo porcentaje se mantiene 20 años más tarde. A su vez, entre las mujeres que ya tenían un hijo e intentaron un segundo, el 10,5% no lo logró (infertilidad secundaria). “En general, los programas de salud se han preocupado porque la gente tenga acceso a métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados. Sin embargo, no se han preocupado tanto cuando las parejas intentan embarazarse y no son capaces de lograrlo”, sostuvo.
Existen diversos factores que contribuyen a la infertilidad: genéticos, ambientales, de la salud, sociales, etcétera. Teniendo en cuenta el importante avance de la Medicina en los últimos 20 años este índice debería haber disminuido notablemente. Sin embargo, mientras la Medicina y la calidad de vida de las personas mejora, nuevos factores entran en juego en detrimento de la fertilidad que no tienen necesariamente que ver con lo estrictamente médico o la salud. La conducta de la postergación de la paternidad/maternidad, más allá de los límites que admite la naturaleza, es hoy moneda corriente en el mundo occidental. Esto genera infertilidad. Cada vez es más común encontrar mujeres que intentan buscar su primer hijo después de los 32 años, impulsadas por factores económicos, sociales y profesionales.
Una o dos generaciones atrás, nuestras abuelas a los 25 ó 30 años ya habían terminado de completar sus familias. Hoy una mujer de 40 años es joven desde un punto de vista intelectual y estético, no así reproductivo, hecho que muchas desconocen. Los ovarios y sus óvulos tienen una edad reproductiva tardía. Por eso sería importante encarar políticas públicas de concientización al respecto, tal como ocurre en los medios de transporte masivo de Europa hoy en día.
Pero, ¿qué soluciones nos ofrece la ciencia al día de hoy?
Hoy es posible guardar congelados los óvulos (vitrificación), si aún no ha llegado el príncipe azul, y utilizarlos cuando la mujer así lo crea hasta los 50 años.
Por otro lado es posible recurrir a la ovodonación, con lo cual se pasa a tener biológicamente la edad de la donante.
Prof. Dr. Natalio Kuperman
Especialista en Medicina Reproductiva.
Clínica de Especialidades