El reconocido comunicador villamariense, Héctor Cavagliato, vivenció días atrás una situación que motiva a la reflexión acerca del accionar de los que deberían colaborar, a través de su labor, con la salubridad de nuestro hábitat urbano.
A través de una misiva dirigida al supervisor de la Compañía de Tratamientos Ecológicos (Cotreco), prestataria del servicio de recolección de residuos, Cavagliato elevó su reclamo.
“Habito en calle Chacabuco al 400 desde hace 34 años y nunca tuve una sola queja para con los trabajadores. Siempre actuaron debidamente, pero lo que ocurrió en las últimas semanas no lo puedo silenciar, sino que lo pongo en vuestro conocimiento al solo efecto de corregir el servicio y sin el ánimo de que signifique perjudicar o castigar a quien hubiere actuado de la manera que paso a relatar”, indicó.
“Vivo solo y a veces pasan semanas que no tengo residuos para sacar. Otras veces suelo juntar varias bolsas, generalmente de las más chicas o medianas, otras un poco más grandes, porque se acumulan hojas que en esta época ya se manifiestan”, arrancó diciendo.
“Así es como hace tres semanas saqué varias bolsas. Está bien si un día llevan algunas y otro día llevan el resto. Lo que no está bien es que dejen una bolsa, de las más chicas, aunque algo más pesada que las otras y no tanto como podría haber sido otra más grande y reiteradamente la dejaron sin llevar”, destacó el avezado periodista y locutor.
“Un día de la semana pasada no vi más la bolsa. Supuse que la habían llevado pero tiempo después me encontré con la lamentable sorpresa de ver la bolsa ‘despreciada’ oculta en el hueco del desagüe de la alcantarilla a la que semitapaban los yuyos que yo estaba cortando”, resaltó Cavagliato
“Como podrá usted deducir ello constituye un verdadero atentado al orden público toda vez que impide el normal escurrimiento del agua de la lluvia, siendo que se recomienda siempre a los vecinos no sacar la basura los días de tormenta y aquí, maliciosamente, se obstruye una cuneta. Podría ocasionar inundación de la cuneta hacia arriba y entraña una actitud totalmente incorrecta”, apuntó.
“Conste que no estoy acusando a alguien en particular del servicio, no lo he visto, pero me llama la atención la reiterada negativa a llevar la bolsa y, de pronto, ‘desaparecer como por arte de magia’, por no decir maliciosamente”. “¿Puedo pensar, acaso, que algún extraño que pasara por casualidad tuvo la mala idea de ocultarla o fue, realmente, alguien vinculado con esta reiterada caprichosa actitud de negativa a llevarla?”, concluyó.
