“Tu lugar es a mi lado, hasta que lo quiera Dios…” suena en la voz de “Il Divo” como música de fondo, Daniel se adelanta con un ramo de flores en sus manos, Paola lo mira, se ríe, se sorprende.
Daniel, le dice que la ama, que no puede vivir sin ella “¿Querés casarte conmigo?” expresa alzando la voz y sosteniendo con firmeza la mirada ante su atónita interlocutora.
Paola se emociona, hasta que las lágrimas inundan sus ojos, Daniel se acerca la abraza, la besa y sin detener su cortejo, sella la acción poniendo un pequeño anillo en la mano de la mujer que anhela.
La imagen de los amantes unidos, se completa con fuegos artificiales y el público estallando en aplausos, aprobando que otra historia de amor inicie su camino al altar.
La emocionante escena que podría caberle perfectamente a una novela, no se vio en pantalla chica ni grande sino a plena tarde en una calle villanovense, frente a decenas de vecinos que asistieron como testigos ante la llamativa situación.
Precisamente ayer en Comercio al 800, el trabajador gastronómico decidió declararle su amor y sus intenciones de matrimonio a la joven que se desempeña como empleada doméstica.
Sobre una improvisada alfombra dispuesta en la calzada y acompañado de un grupo de amigos que le facilitaron equipo de audio y efectos especiales y de policías municipales que cortaron el tránsito especialmente para la ocasión, Daniel (de impecable traje negro y zapatos), jugó todas las fichas para ganarse a la chica dueña de su corazón y que conoce desde hace más de una década.
Afirmativa en suspenso
Acerca de si el muchacho obtuvo el “sí” tan ansiado, Paola prefirió la cautela: “Lo que nos dijimos queda entre nosotros”, le dijo a EL DIARIO.
“Todo esto me sorprendió, sé que él es capaz de muchas cosas pero esto no me lo esperaba”, manifestó Paola en la puerta de la casa donde ella estaba trabajando.
“Ahora falta la otra parte, que es muy importante. Todas las cosas buenas tienen segundas partes”, manifiesta Daniel y Paola se le pliega cómplice.
¿Lo que viene será el casamiento? pregunta el cronista, logrando la sonrisa de los dos.
“Ya veremos, el tiempo dirá”, dicen mientras se toman de las manos y dejan el final abierto al capítulo que con intensidad vivieron ayer.
“Nunca estuve tan seguro de amar así, sin condición. Mirándote mi amor te juro cuidar por siempre nuestra unión. Hoy te prometo amor eterno, ser para siempre tuyo en el bien y en el mal”, concluye la canción que trona en los parlantes, adornando con las palabras justas el mágico momento.
La gente lentamente se retira, la música termina y el ritmo urbano vuelve a adueñarse de la calle. Sin embargo, Daniel y Paola siguen en la suya, hablan, se miran, ensayan promesas de amor. Nos ilusionan. Que sean muy felices.