“En Villa María se han hecho muchas cosas. Es una Diócesis de gente inquieta, de gente que trabaja. Pero falta un trecho más grande. Y es doblemente grave que haya exclusión acá, porque no es una zona pobre como otras regiones del país.”
La frase es una de las tantas que dejó ayer la última conferencia de prensa que brindó el obispo José Angel Rovai en su cargo. Fue a la mañana, en un Obispado colmado de medios de comunicación a poco de conocerse su salida como conductor de la Iglesia local. No obstante, continuará hasta mayo en la Diócesis y será él quien presidirá las misas de la Semana Santa y las Pascuas próximas.
El pastor dijo que el nuevo obispo, Samuel Jofré, fue alumno suyo y que “tiene para estar 20 años acá”, habida cuenta de su joven edad.
Confesó que se ha sentido “muy bien” y gratificado a lo largo de los seis años en que dirigió en este territorio. “Recorrí varias veces la Diócesis de forma completa y eso me ha dado gran alegría”. Sin embargo, dijo ser consciente de que “cuando no hay fuerzas hay que retirarse” y recalcó que está por cumplir 77 años: “No tengo la energía con la que llegué”. Contó que quiere morir siendo cura y que aún no sabe si regresará para vivir en Córdoba capital o permanecerá en Villa María. “Me tironean de los dos lados”, confió. “Me gustaría quedarme en la ciudad, la quiero”, respondió cuando se le preguntó si deseaba continuar aquí.
Sobre las cuentas pendientes, evaluó que debió “haber visitado muchas más parroquias y haber estado con más sacerdotes”.
Consideró que la prioridad de su sucesor tendría que ser el evangelizar, “tratar de meter más a Cristo entre la gente” y admitió que “como en casi todos los países”, en Argentina el catolicismo experimenta un bajón, en contraposición con Asia y Africa, “que tienen mucha vocación”.
Rovai advirtió que tuvo sinsabores en la conducción de la Iglesia, al decir que “toda tarea de conducción es complicada” y remarcó que se lleva “el contacto con la gente”. “Estuve el domingo en James Craik y recibí un lindo cariño. Me quedo con el grato recuerdo de la gente más simple. He estado en geriátricos, escuchando muchos testimonios en estos años. Me dejaban sorprendido con lo que me contaban y decían”.
Luego, confirmó que no había recibido el saludo de ningún dirigente político y que hacía meses que no hablaba con el intendente Eduardo Accastello. “Visité a todos los intendentes de la Diócesis y todos fueron muy respetuosos”, aclaró sobre estos años.
En otro pasaje de su charla con los periodistas, interpretó que la Iglesia “está comprometida con los problemas sociales, pero le hace falta comprometerse más”.
Rovai deja una Diócesis de cerca de 386 mil habitantes, de los cuales se estima oficialmente que el 80% son católicos. La misma cuenta con 50 parroquias, 129 iglesias y capillas y 64 sacerdotes.