Argo, Los miserables, Lincoln y Django sin cadenas son los filmes premiados que se pueden ver en el complejo del Paseo Villa María.
Ata una cinta amarilla al viejo roble
Argo es otro de los filmes que se suma a la lógica de Estados Unidos para demostrar cuán eficiente es su servicio de inteligencia. Junto a “La noche más oscura”, Argo sería la parte más simpática de las acciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), allí no hay tortura por parte de los norteamericanos y sobre todo está involucrado Hollywood, ¿serán ésas las razones de haber ganado el Oscar a mejor película?
El filme no es representativo para ganar un Oscar, más película son “Una aventura extraordinaria” o posiblemente “Lincoln”, pero toca una historia muy fuerte para los habitantes del norte del planeta ya que cuenta la toma de rehenes del 4 de noviembre de 1979 en Irán, cuando militantes de la revolución irrumpieron en la embajada de EE.UU. en Teherán y tomaron 52 estadounidenses. Sin embargo, en mitad del caos, seis de ellos logran escapar y encuentran refugio en casa del embajador canadiense. Por ese entonces, Jimmy Carter era presidente de Norteamérica y una canción de Don Gibson rodó durante los 444 días de cautiverio por todos los rincones de ese país: “Ata una cinta amarilla al viejo roble”, tema propicio en algunas ocasiones, ya que originalmente cuenta la historia de un hombre que estuvo preso por tres años y le pide a su familia que ate una cinta amarilla al viejo roble, para saber si era aceptado nuevamente.
Basado en un artículo de Joshuah Bearman, dirigida y protagonizada por Ben Affleck, quien interpreta a un agente especialista en operaciones de la CIA de nombre Tony Mendez, que se encarga de urdir un plan inmediato para rescatar a los seis ciudadanos residentes en la embajada de Canadá. Para ello se hará pasar por un productor cinematográfico, que va a buscar a Irán locaciones para filmar una película de ciencia ficción denominada Argo. Sin dudas, una operación de película. El filme obtuvo los Oscar a mejor película, guión adaptado y montaje.
Los miserables
“Los miserables” es la adaptación del musical visto por más de 60 millones de personas en 42 países y adaptada a 21 idiomas en todo el globo con 27 años en cartel.
El filme se remite a una Francia del Siglo XIX, para contar una historia de sueños rotos, amor no correspondido, sacrificio y redención, y ser un testimonio de la capacidad de supervivencia del espíritu humano. Hugh Jackman interpreta al ex prisionero Jean Valjean, que luego de romper su libertad condicional es asediado durante años por Javert (Russell Crowe) , un policía sin escrúpulos. Cuando Valjean acepta hacerse cargo de Cosette (Amanda Seyfried), la pequeña hija de Fantine (Anne Hathaway), una humilde trabajadora de una fábrica, sus vidas cambiarán para siempre.
Dirigida por Tom Hooper, este musical ganó un Oscar como mejor actriz de reparto- Anne Hathaway-, por maquillaje y peinado y por sonido.
Lincoln
La más nominada de los Oscar sólo ganó por mejor actor -Daniel Day Lewis- y diseño de producción. La película de Steven Spielberg es un filme de carácter histórico, donde saca del bronce a Abraham Lincoln y lo desnuda en su humanidad. El se ve en familia, parsimonioso y conocedor del “paño” político del momento donde se destaca la convicción política dentro de un marco hostil, para proponer la reforma de la enmienda sobre la esclavitud y relata descarnadamente el juego de la política con sus cuota de corrupción y prebenda. Desmitifica tanto al héroe como al relato histórico, que a veces suele ser impoluto. Apta para todos aquellos que gustan de la historia y de la política en serio con todos sus atajos.
“Lincoln” es un duelo político que emprende el presidente estadounidense Abraham Lincoln para abolir la esclavitud, tratando de lograr votos en el Congreso antes de que terminase la Guerra de la Secesión. De carácter intimista, el Oscar al mejor actor es bien merecido y sus 150 minutos de duración sólo son soportables para los amantes de las ciencias políticas.
Django sin cadenas. Spaghetti a la Tarantino
Después de sus más acabadas películas como Pulp Fiction y Kill Bill I y II, Bastardos sin gloria, no terminaba de convencer, no era como diríamos “redondita”, pero eso sí, bien valía la pena pagar una entrada para ver tres o cuatros escenas memorables (La cabaña -el strudel- en el bar etcétera), donde la participación de Christoph Waltz era descollante. Considerando mejor western a “Los Imperdonables”, Django sin cadenas hay que verla como una de Tarantino; mucho más completa que “Bastardos…” con la impronta creativa y cuota de locura libertaria de su director. Nuevamente su guión hace sus dribling, donde el valor de la palabra y la dirección actoral se elevan al máximo, los últimos cuarenta minutos son excelsos, magníficos y extraordinarios. La cena de Calvin Candie (Di Caprio), el dentista cazarrecompensas (Waltz), Django (Jamie Foxx) y el detestable Stephen (Samuel L. Jackson) son de una exquisitez encomiable; la tensión generada por Calvin y sus invitados es asfixiante y un apretón de manos no correspondido desata una verdadera carnicería. La dirección actoral tiene alto vuelo con la participación de Samuel L. Jackson y Leonardo Di Caprio con una presencia descomunal con los personajes planteados.
La película recibió dos premios de la Academia, por mejor actor de reparto y por mejor guión original.