Estimados amigos:
A veces nos juega en contra que este país sea tan grande. Esta distancia física no es real, porque aquí les dejo mi abrazo, todo mi apoyo y mi sincera admiración.
Este camino, hoy ya de casi cinco años, sin duda los ha vuelto más fuertes y confío en no exagerar que la verdad prevalecerá en una Justicia que tristemente no ha podido librarse de ciertos vicios que empobrecen una democracia joven e inexperta como la nuestra.
La Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959, en su artículo 8 afirma que el niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.
El niño debe estar por sobre todo, siempre, en cualquier situación; no es algo que se pueda negociar, porque precisa del cuidado de los mayores, aún cuando nosotros mismos no podamos velar ni por nuestros actos.
Espero no decepcionarme. Quiero confiar, al menos una vez más, en los derechos que tenemos y en los deberes que deberíamos cumplir, para lograr al fin eso de que todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.
Por último deseo dejar en claro que no quiero caer en plazos de condenas ni duraciones, sino que el objeto de estas líneas se encuentra recubierto de una sola palabra: JUSTICIA... sí, con mayúsculas.
Un abrazo a la distancia.
Lucas Benjamín
DNI 30944984
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