Convocado por la UNVM, el joven profesor nacido en Taiwán dará el primer curso de su lengua materna en el Puicym. Habló de la creciente demanda en la ciudad del idioma más hablado del planeta.
Uno de cada cinco hombres en la Tierra habla en chino. Y al decir esto, nos referimos al “chino tradicional”; aquel cuyos escritos más ancestrales hunden sus raíces en la noche previa al despertar de Occidente. Sin embargo, desde hace unos 50 años y para facilitar el aprendizaje de esta lengua, el Gobierno del país más populoso del mundo implementó el “chino simplificado”; una suerte de “facilitación de la escritura” para los extranjeros. Pero esto trajo aparejado problemas. Y al mejor ejemplo lo da el joven profesor Ming Ju (su apellido, Yu, se escribe al principio) nacido en Taiwán hace 23 años y radicado desde los 5 en Villa María. Y es que su nombre, cuenta, “escrito con la fonética simplificada, induce al primer error”. En chino tradicional, “Ming Ju” suena como “Minlú”. Y según el profesor, “en estas diferencias está la belleza y la precisión del idioma”.
Acto seguido, el joven explica que “justamente vengo de un seminario de profesores en Buenos Aires y todos nos hemos puesto de acuerdo para enseñar sólo chino tradicional. El sintético es más fácil pero después hay que desaprenderlo para pronunciar correctamente”.
Recibido de Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de Córdoba, “Minlú” no sabía que su futuro sería la traducción. “Tengo mucha demanda porque no hay muchos profesores de chino. Además de las traducciones, en mi casa doy clases particulares también”.
-¿A qué se debe el interés de los villamarienses por tu lengua?
-Los grandes vienen más que nada por lo comercial pero también por lo cultural. A los más chicos, en cambio, los mandan los padres. Los quieren capacitar para que el día de mañana consigan mejores trabajos. Hoy por hoy, el idioma chino se está difundiendo por todas partes y es el más estudiado después del inglés. Pero el día de mañana, quizás el inglés sea superado por el chino, porque el país China también está superando a Estados Unidos.
-¿Qué es lo más complicado para aprender chino?
-A muchos argentinos lo que más les cuesta es tener paciencia. En sí, el chino es un idioma bastante denso, y el problema es que al mes ya todos quieren hablarlo. Tengo alumnos que a los dos meses dejan porque sienten que no aprendieron nada. Y al contrario, aprendieron mucho; pero todavía no llegaron al nivel como para empezar a charlar.
-¿Y los más chicos?
-Para ellos es mucho más fácil porque no tienen metida la estructura de otros idiomas en la cabeza. Siempre se recomienda aprender otro idioma desde los 4 años hasta los 12; después ya es bastante complicado. Trato que los chicos hablen chino en la clase y les pongo un nombre chino a cada uno. A los más chiquitos, les hago ver dibujos animados en mi lengua.
-¿Cómo te definís como profesor?
- Tengo la responsabilidad de que mis alumnos aprendan bien y por eso en mi clase exijo el respeto: no comer chicles, no usar el celular… Soy un profesor “bastante jodido” como llaman acá (risas). Le pido al alumno que venga con puntualidad, con ganas de aprender y que no vengan a pasar el tiempo. Eso les voy a pedir a los alumnos del Puicym también. Todo eso y la paciencia. A todos les digo que los primeros 4 meses son los más complicados, pero después salen volando. El tema es que la gente no tiene más de 4 meses de paciencia…
Las clases en el Puicym serán todos los martes de 19 a 22 en la escuela José Ingenieros, empezando el martes 9 de abril. Las inscripciones ya están abiertas en la Secretaría de Investigación y Extensión del Campus de la UNVM de 8, 30 a 18 horas. Además, se pueden hacer consultas al (0353) 453-9134.
Para cerrar esta nota, “Minlú” cuenta que “el chino tradicional se habla en el 70% de China donde es lengua oficial, junto a Taiwán, Malasia y Singapur”. Y también cuenta que para decir “vos” y “usted”, se dice “nin”; sólo que para escribir “usted”, al símbolo “nin” se le agrega el símbolo de un corazón. “Esa es la diferencia entre el sintético y el tradicional”, dice el joven profesor. Ni más ni menos que un corazón sangrando la tinta de un respetuoso cariño.
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-