A través de un comunicado de prensa, el Obispado de Villa María informó que el martes último, el Consejo de Consultores eligió como administrador Diocesano a monseñor José Angel Rovai, el obispo saliente, quien estará a cargo de esa función hasta que asuma el recientemente designado obispo, Samuel Jofré.
Cabe recordar que ese Consejo está integrado por los sacerdotes José Defagó, Julio Ferrari, Marcos Dequino, Germán Alassia, Sergio Rubiolo y Pedro Lucchese.
El cambio anterior de la autoridad máxima de la Iglesia Diocesana, fue conducido por un sacerdote que por entonces no revestía la orden de obispo.
Fue en el año 2006, cuando Roberto Rodríguez, hasta entonces obispo de Villa María, fue designado titular de la Iglesia riojana. El lapso que medió entre el traslado de Rodríguez y la asunción de Rovai -mayo a diciembre de 2006- la Diócesis estuvo conducida por Damián Bittar, quien ahora es la máxima autoridad de la Iglesia de Oberá de Misiones.
Es importante destacar que pese al rango eclesiástico de obispo de Rovai, al ser aceptada su renuncia por el Papa, la función que cumplirá es la de administración de la Diócesis, por lo que, aunque sea la misma persona que esté al frente, la de Villa María es una comunidad sin obispo hasta mayo, cuando asuma Jofré.
Diócesis sin obispo
Según el Derecho Canónico, hay cuatro razones por las que una Diócesis queda sin obispo.
Estas son:
1 - Muerte.
2 - Renuncia al Santo Padre y aceptada por éste.
3 - Traslado del obispo a otra sede.
4 - La privación del oficio de obispo diocesano, que, cuando ha sido intimada, es una pena canónica expiatoria que por su naturaleza es perpetua.
El caso que contempla actualmente a la Iglesia villamariense es el segundo contemplado por el Derecho Canónico.