Marcha

 

Luego de esa terrible época en la que el Estado estuvo en manos de aquellos que utilizaron el terror para gobernar el país, sobrevino el inicio del período democrático y el entusiasmo por la participación en la vida política fue marcado. Villa María no fue la excepción, reproduciéndose aquí también una militancia juvenil en los partidos políticos que excedía las pegatinas de afiches y las pintadas de paredes, para participar en la discusión ideológica, a la vez que producir hechos políticos concretos. Muestra de aquella participación se dio en una de las varias marchas realizadas durante la Presidencia del radical Raúl Alfonsín, ya fuera para la defensa de la democracia o para manifestar diferentes tipos de apoyos o demandas a los gobiernos de turno. Una de esas manifestaciones públicas tuvo lugar en junio del año 1984.

 

En aquel mes el Movimiento de Juventudes Políticas (Mojupo), a nivel nacional, realizó varias reuniones con los líderes políticos de diferentes partidos en pos de ponerlos en conocimiento y acordar su participación en lo que denominó “Marcha contra la dependencia”, que el día 22 se realizaría en los centros urbanos más importantes del país. El esfuerzo organizativo estuvo a cargo de diez juventudes políticas que lograron la adhesión de líderes nacionales del justicialismo, la Unión Cívica Radical junto a otros partidos.

 

Pasadas las 19.30 horas del día previsto más de cien mil personas marcharon más de dos kilómetros hasta llegar frente al Congreso Nacional. El 23 de junio de 1984 esa manifestación fue replicada en nuestra ciudad, desarrollándose la “Marcha contra la Dependencia” local, organizada por las juventudes políticas de Villa María. Participaron los jóvenes militantes de la Unión Cívica Radical, del peronismo, la Democracia Cristiana, el comunismo, del Partido Intransigente y del Partido del Trabajo y el Pueblo. La convocatoria a la marcha fue confirmada el jueves 21 de junio por parte de las juventudes políticas de la ciudad en conferencia de prensa. El Diario publicó: “La movilización tiene carácter de adhesión a los actos programados por diez juventudes políticas a nivel nacional y se concretará en las calles céntricas de Villa María, partiendo de la esquina de Entre Ríos y San Martín”.

 

Los jóvenes marcharon bajo la consigna “contra el imperialismo, la oligarquía, la Patria financiera, unidad de América Latina, contra la presión del Fondo Monetario Internacional y la usura nacional y por la unidad nacional para avanzar hacia la liberación nacional y social”. En la noche del 21 los jóvenes habían señalado que se trataba de “un respaldo al Gobierno, para que no se acepten recetas recesivas para el pago de la deuda externa” y que se realizaría “antes del 30 de junio”, porque esa era la fecha en que vencía “el plazo otorgado para el pago de intereses de la deuda externa”.

 

El día antes del evento ya había adherido la delegación local de la Asociación Gremial del Poder Judicial. Alrededor de las 11 horas los militantes comenzaron a marchar desde la esquina donde se ubica el Banco de Córdoba, por la calle San Martín llegaron hasta la plaza Centenario. Allí se leyó un documento preparado por las juventudes políticas.

 Radicales y peronistaS juntos

 

 Aquel día se sumaron militantes de diferentes partidos, los peronistas marcharon haciendo sonar sus siete bombos y un redoblante, en tanto que varios radicales iban identificados con las tradicionales boinas blancas, a la vez que portaban una gran bandera partidaria y varias enseñas nacionales. También estaban los identificados con el PC, el PI y PDC. Los peronistas fueron los últimos en llegar al lugar de la concentración. Cuando lo hicieron, las otras juventudes los aplaudieron y se inició el referido recorrido. Junto a ellos iban los diputados nacionales Adam Pedrini y Orlando Sella, el senador provincial Daniel Baysre y el intendente municipal Horacio Cabezas y funcionarios de su equipo de gobierno. Uno de los bombos peronistas era llevado por el secretario de Sella, Darío Ranco. Entre los cánticos que se repetían se escuchó “se siente, siente, el pueblo está presente” y “Argentina, Argentina”. 

 

Luego de leer el documento se invitó a marchar alrededor de la plaza Centenario. Cuando la columna llegó a la esquina formada por las calles José Ingenieros y Santa Fe la mayoría de las autoridades desconcentró, en tanto que los jóvenes continuaron por la segunda de las arterias viales mencionadas, hasta el bulevar España. Detenidos frente al edificio de la radio LV28, decidieron que ingresara una delegación a solicitar la interrupción del programa deportivo que entonces estaba emitiéndose y leer la proclama al aire. Primero se les negó dicha posibilidad, luego de una negociación se accedió y el joven radical Horacio Lucero leyó el documento preparado por los militantes. Entre otros conceptos señalaba: “La democracia conquistada es aún débil, sus enemigos desde el primer día de gobierno constitucional trabajan para desestabilizarla. Ellos son el imperialismo, la oligarquía y la Patria financiera. Por el contrario el pueblo y en especial los trabajadores con sus luchas buscan crear la fuerza necesaria para lograr su estabilidad”. También se hablaba de la deuda externa, diciendo que con la misma se trataban de “reforzar los lazos de la dependencia, el imperialismo busca ahogar a los argentinos. Quieren que los pueblos dependientes paguemos su propia crisis”. Concluía diciendo “gran parte del futuro de nuestro país se decide allí; en su base está la contradicción de nuestra Patria: liberación o dependencia. No será posible la democracia si aceptamos lo que el Fondo Monetario Internacional nos impone: su plan de recesión, lo cual implicaría agravar el hambre, la desocupación, salarios miserables, desnutrición, mortalidad infantil, deserción escolar, etcétera. Paralelo a ello los amigos de la banca internacional, civiles y militares, vuelven a levantar la cabeza. En su mira nuestro estado de derecho”. Luego que el mensaje fuera emitido por la radio se produjo la desconcentración de los militantes.

 

Llegada la fecha se produjo la negociación con el FMI y un posterior desembolso de la banca internacional. La relación del país y las finanzas internacionales continuaría un derrotero que no la apartó de lo conflictivo. En ese andar vendría la década de los años 90, allí mucho de lo señalado por los jóvenes de los 80, tristemente, sería realidad.