Escribe: Iván Wielikosielek
El nombre “Emma Gunst” se parece demasiado a “Emma Zunz”, aquel cuento de Borges en donde una humilde trabajadora judía se venga de la muerte de su padre. Y si Emma Zunz hubiese escrito su asesinato en versos, sin dudas habría sido publicado en este sitio. Sin embargo, Miriam Tessore no bautizó su blog por la heroína borgeana o para reivindicar asesinato alguno; sino para homenajear a sus dos abuelas, que fueron las primeras que le regalaron libros escritos por mujeres. Emma (la mamá de su papá) le obsequió “La razón de mi vida” de Eva Duarte; y la señora Gunst (mamá de su mamá) “Imposturas” de Betina Edelberg. Y de alguna manera, además de libros, ambas señoras le estaban regalando un destino.
Lectora apasionada
Pero ese destino trazado por las madres de sus progenitores no sería precisamente la composición de poemas; ya que Miriam lo confiesa casi con honestidad brutal: “Sólo soy lectora, carezco del don de la escritura. Sin embargo desde muy chica tuve curiosidad por la lectura de poesía. El blog nació, precisamente, porque descubrí que era un excelente soporte para guardar los poemas que más me gustaban. Y la selección de poesía escrita por mujeres se debe, sobre todo, a que ellas siempre estuvieron silenciadas”.
-¿Hay más blogs como el tuyo, sólo de poesía femenina?
- Hay muchos y muy buenos, y con un “perfil” muy similar al mío; pero desconocía la amplitud, el alcance que tenían en el ciberespacio. De todos modos, el término “poesía femenina” no me agrada demasiado. Prefiero decir “poesía escrita por mujeres”. Parece redundante pero no es lo mismo.
-Entonces, ¿hay diferencias esenciales entre la poesía escrita por mujeres y hombres?
-Esta es una discusión de años y no estoy a la altura de emitir un juicio. Pero hay una frase a la que me remito siempre: “La mujer escribe y eso es lo que importa”.
-¿Cuál es tu criterio de selección de los poemas que subís?
-El único requisito es que lo que estoy leyendo me impacte, ya sea la totalidad del poema o un verso. A veces, una sola palabra basta para que suba el poema. Me tiene que gustar a mí, sobre todo. No tengo un protocolo de lectura, no sigo cánones. Pero si debo decirte qué tipo de poetas prefiero, te diría que me gusta la mujer desenfadada, la aguerrida, la que denuncia, la que no se calla. A la hora de subir textos, le escapo siempre al lugar común.
-¿Y cómo es el público de tu blog? ¿Hay sólo mujeres o los hombres también se enganchan?
-Y sí… En un principio eran mayoría las mujeres, pero hoy están leyendo y participando con comentarios muchos varones también. Me atrevo a decir que están casi a la par.
-¿Y cuáles son las poetisas más leídas por tus seguidores?
-Sobre todo las más conocidas y clásicas; pero también las que acaban de editar un libro y sus obras son buscadas en la web. En los procesos de búsqueda, casi siempre llegan al blog.
-¿Qué poetisas de Villa María has subido a Emma Gunst?
-Por ahora, sólo dos: Alicia Perrig y Carina Sedevich. Un día me hablaron de Alicia y no tenía ningún libro de ella; pero la busqué en la web y encontré muchos de sus poemas. Leí todo lo que encontré y elegí uno, que me encantó. En cuanto a Carina Sedevich, tiene una poesía que me puede, en su simpleza va tan profundo, que hace temblar.
Simplemente Miriam
Nacida en Buenos Aires, terminada la secundaria, Miriam se fue a estudiar a Córdoba. “Y allá me quedé 21 años, hasta que me vine a Villa María hace 13 meses”, comenta.
En esas dos décadas pasó por un buen rosario de carreras universitarias: 4 años de Comunicación Social y otro de Letras Modernas (Universidad Nacional de Córdoba), Relaciones Públicas e Institucionales en el IES y el Curso Internacional de Administración en Gestión Cultural en Ciencias Económicas (UNC), “único título que he logrado” dice con orgullo.
-Además de esta breve ficha técnica, trabajás tiempo completo y sos madre, ¿de dónde sacás tiempo para actualizar el blog cada día?
-Disfruto mucho del tiempo dedicado al blog. Es un trabajo que me reditúa simbólicamente. Me hace feliz descubrir poetisas nuevas, voces diferentes. Y no me lo cuestiono, siempre fue así. Soy como alguien que disfruta de la jardinería. La lectura te despeja, te alimenta el alma. Te das cuenta que no estás sola. Soy lectora voraz, compro libros, revuelvo librerías, pido lo que quiero, le encargo al librero si no está, consulto en la web. A mí, la lectura me ayuda a vivir. Y esta tarea no interfiere en mi desempeño laboral. Mi hija nació rodeada de libros, para ella es natural.
-¿Qué es lo que más te anima a seguir con el blog?
-Los comentarios cotidianos y apasionados que recibo. Y de todos, el que más espero es aquel que dice: “¡Quiero comprar ese libro!, dónde lo puedo conseguir?”. Yo quiero contagiar las ganas de leer, las ganas de comprar un libro. Y eso implicaría que los editores crean en la poesía, que los libreros pongan en sus anaqueles principales los libros de poesía y que los poetas puedan vivir de su creación. Eso.
-Hablando de la vida de los poetas, estás en la organización del Festival Internacional de Poesía de Córdoba que empieza el 23 de marzo…
-Sí, formo parte del equipo. En 2011 me convocaron Alejo Carbonell, Carlos Ferreyra y Gastón Sironi. Me encontraron por mi blog. Creo que se interesaron por las voces que allí se encuentran. Yo me encargo de gestionar la parte más operativa. Ellos son editores los tres. Alejo es el que “piensa” las mesas, Gastón es el “productor” y Carlos es la “mente” que todo lo analiza. Creo que hemos hecho un buen equipo.
-¿Cómo ves la realidad de la poesía cordobesa?
- Estamos en un momento de auge que se basa en la cantidad y calidad de escritores con los que cuenta la región, muchos de ellos largamente reconocidos en el resto del país. La poesía hecha en Córdoba necesita de un espacio como este festival, para que los poetas invitados puedan leer su producción a sus colegas, locales y de otros sitios, y también al público.
-El viernes, el mundo celebró el Día Internacional de la Mujer ¿Qué reflexión te merece esa fecha?
-Desearía que nadie olvide el por qué de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, que el 8 de marzo no es un día de celebraciones sino un día de reivindicaciones, de igualdad y justicia.
-Para terminar, Miriam, una pregunta personal que podés contestar o no: ¿te sentiste defraudada por los hombres?
-Soy madre soltera y nunca pensé que lo iba a ser; mucho menos que lo iba a lograr. Pero acá estamos, juntas y felices las dos, con mi nena, que al fin y al cabo es lo único que importa. Aún tengo la esperanza de encontrar al compañero de ruta, por eso siento que no estoy defraudada.
Emma Gunst y sus “Tenientas corruptas”
El blog que lleva adelante Miriam (https://www.facebook.com/Emmagunst.blogspot) tiene al día de la fecha, según su responsable, “unas 463.000 visitas, lo que para un blog de poesía escrita por mujeres ¡¡¡es mucho!!! Hay 674 seguidores en el blog y 1.585 seguidores en el Facebook”.
Pero si hay un texto que exprese el espíritu de Emma Gunst y (sobre todo) el paladar negro de Miriam por las escritoras “desenfadadas, aguerridas que denuncian y no se callan”, entonces nada mejor que citar este fragmento de “Tenientas corruptas”, de la novelista francesa Virginie Despentes; uno de los que más comentarios y elogios produjo en el blog.
“Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece un asunto más interesante que ningún otro.
Me parece formidable que haya también mujeres a las que les guste seducir, que sepan seducir, y otras que sepan casarse, que haya mujeres que huelan a sexo y otras a la merienda de los niños que salen del colegio. Formidable que las haya muy dulces, otras contentas en su feminidad, que las haya jóvenes, muy guapas, otras coquetas y radiantes. Francamente, me alegro por todas a las que les convienen las cosas tal y como son. Lo digo sin la menor ironía. Simplemente, yo no formo parte de ellas.
Seguramente yo no escribiría lo que escribo si fuera guapa, tan guapa como para cambiar la actitud de todos los hombres con los que me cruzo. Yo hablo como proletaria de la feminidad: desde aquí hablé hasta ahora y desde aquí vuelvo a empezar hoy. Cuando estaba en el paro no sentía vergüenza alguna de ser una paria, sólo rabia. Siento lo mismo como mujer: no siento ninguna vergüenza de no ser una tía buena.