Tango es un perro de raza pitbull que no ha tenido una vida fácil. Desde pequeño conoció el egoísmo y la crueldad de los que puede ser capaz el hombre, el desamor de quienes se suponían debían cuidar de él. Sus primeros dueños no lo consideraban un amigo o parte de la familia como la mayoría de las personas, ellos sólo querían ganar dinero utilizándolo.
Así, lo incorporaron a las peleas de perros y resultó, entonces, abusado, explotado y torturado psicológica y físicamente. Cuando su dueño evaluó que ya no le servía más para lo que lo usaba, intentó matarlo. Ahora Tango no sólo conoce el maltrato sino también el abandono; en soledad y desprotegido vagó por las calles del barrio, y terminó atacando a otros perros. En definitiva, era a eso a lo que le habían enseñado.
La conducta del can desató la ira de los vecinos y le propinaron golpes con palos. Un joven villamariense terminó rescatándolo, lo derivó a un hogar provisorio durante casi un año y lo alimentó. Tango pasó de pesar 20 kilos a 37 en poco más de un mes, fue castrado y su carácter dio un vuelco notable: se convirtió, según cuentan tres jóvenes, en un perro cariñoso y alegre.
“Para quienes somos dueños de nuestro destino, a veces se nos hace difícil ponernos en el lugar de quien vive una realidad diferente, la realidad de alguien que no pudo elegir”, contaron a EL DIARIO quienes divulgan el caso. “Tango tiene un infinito amor y agradecimiento para dar a quien desee incorporarlo como un integrante más de su familia. Después de tanta lucha, Tango merece una tercera oportunidad”, sostuvieron Carolina, Dolores e Iván.
“Cada vez que lo encerraba dentro de la casa que fue su lugar provisorio lloraba, como sabiendo que tendría que pasar las próximas 24 horas para volver a salir. En las vacaciones de julio me puse a construirle un canil de 6 metros por 10 metros, puse un alambre de punta a punta para que pudiera moverse mientras estaba atado. Hasta que un día, saltó la tapia y quedó colgado, semi-ahorcado. Una vecina me avisó y fui urgente, le achiqué la cuerda pero no lo suficiente. A los pocos días volvió a saltar, se le zafó el collar y en la calle empezó a hacer lo que le enseñaron. Mató a un perro e hirió a otros”, develó Iván Billalba a este matutino.
“No me gustó para nada tener que recorrer 10 kilómetros todos los días en bicicleta durante un año, fue muy estresante. Incluso iba en días de lluvia, frío o cuando estaba agotado y no tenía ganas. Llegué a concurrir en horarios que van de 1 a 3 de la mañana. Más allá de todo, me dejó una enseñanza muy importante sobre la lealtad, fidelidad y agradecimiento. Me gustaría que alguien le dé la oportunidad de pasar sus últimos días en un lugar en que lo cuiden y le den buena vida. Hasta me comprometo a sacarlo a pasear de por vida”, indicó Iván.
Su intención es que alguien lo adopte, lo que motivó a este matutino a hablar con distintos especialistas (Ver: Qué dicen los veterinarios). Teléfonos para comunicarse con los jóvenes: 0353-154299904, 154277831, 156573230.
Un caso difícil: qué dicen los veterinarios
Ante la intención de Iván, Carolina y Dolores, este diario publica el caso para mostrar un costado muchas veces ignorado sobre los perros de razas consideradas peligrosas. Y se buscó la palabra de tres médicos veterinarios: Sebastián Benito, Leandro Ribero y Mariano Coutsiers. De la consulta a los tres profesionales, surgieron estas declaraciones: • “Hay que tener en cuenta que mató a dos perros y en cualquier descuido se escapa y mata a otro. Tienen que darse las condiciones de adopción: lugar cerrado y con un propietario con conocimiento de manejo de perros. No creo que sea agresivo con las personas pero no hay garantías”. • “Es complicado, no tanto por el perro, porque si el adoptante se pone las pilas teniendo esta nota como historia clínica, su conducta se puede controlar, evitando el contacto con otros perros y utilizando collar, correa y bozal cuando sale. Seguro será un perro feliz en un espacio propio donde pueda quemar sus pilas, recibir cariño y contención. El trasfondo del caso me inquieta y poco se hace frente a la impunidad de quien lo hizo peleador. ¿La Ley Sarmiento es obsoleta? ¿Los vecinos nunca denunciaron? Pareciera que todos pueden tener animales y no es así, muchos no deberían tener. Para tener una mascota hay que analizar varias variables: la casa, si se tiene hijos o no, si se está casado o soltero, si se tiene un sueldo para afrontar los gastos, y tiempo para pasearlo y cuidarlo. Nadie se pone a evaluar a la raza antes de adoptar y después dejan al perro en la calle. Hay que educar a la sociedad”. • “Es delicado y sugiero que se recomiende la adopción a quienes no tienen niños. Seguramente será divino con la gente pero no es nada recomendable que esté con niños”.