Deportivo Argentino estrenaba el título ante el humilde River Plate villamariense, bajo un fulminante e impiadoso sol que cubría toda la cancha del barrio Nicolás Avellaneda.
El cotejo comenzó con dos conjuntos que se estudiaban mutuamente, prestándose el balón en mitad de cancha para ver cómo lo manejaba su rival. River insinuaba un poco más, pero los protagonistas no aparecían y el partido se tornaba tedioso para los espectadores.
No obstante, todo se modificó recién a los 16 minutos, cuando llegó la primera emoción del encuentro en el momento en que el árbitro Damián Fernández cobró una clara falta dentro del área sobre Gonzalo Ñáñez, que Claudio Díaz se encargó de cambiar por gol.
Argentino no lo merecía, pero estaba en ventaja con gol de su capitán. Sin embargo, cuatro minutos después y luego de un resbalón de Franco López, Juan Goya capturó el balón y definió de manera exquisita por arriba del arquero para empardar el resultado.
El tablero volvió a la justa paridad y envalentonaba a los dirigidos por Víctor Bengoa a ir por más. A los 22 minutos, Goya erró un zurdazo solo frente a Rodríguez y dos minutos después el atacante remató nuevamente, pero esta vez casi sin ángulo y desviado.
River manejaba las acciones de juego, estaba ordenado y con confianza. De esta manera, logró llegar nuevamente a través de los pies de Brovet, que estrelló un tiro libre en el travesaño.
Sin embargo, a 10 minutos de la finalización de la primer etapa y luego de una serie interminable de rebotes en el área visitante, el balón cayó en la zurda de Díaz y “Lanita” se encargó se decretar el 2 a 1.
En el mejor momento de la “banda”, Argentino se puso en ventaja. Esto caló hondo en el ánimo del equipo de barrio Almirante Brown que, a partir de aquí, se derrumbó totalmente. Ni siquiera pudo aprovechar la infantil expulsión del ex defensor de River, Horacio Busso.
El complemento comenzó a pura acción. Ya desde el arranque, luego de un centro de Díaz que peinó Fuentes en el camino, Pacifici marcó el 3 a 1 y estiró una diferencia imposible de remontar para el visitante.
A pesar de las dificultades, Goya y Brovet siguieron ingeniándoselas para complicar a la defensa rival y estuvieron a punto de descontar en sendas oportunidades.
No obstante, cuando parecía que River pretendía resurgir, a los 17 minutos de la segunda mitad Moreno cometió un grave error, le dejó el balón servido a Díaz y éste habilitó a Fuente quien, con clase y frialdad, anotó el cuarto para los dirigidos por Christian Romero.
El partido se desvirtuó totalmente, no reflejaba en lo más mínimo lo acontecido durante el primer tiempo y tampoco mostraba la real diferencia entre ambos conjuntos.
Poco le importaba esto al “Lobo”, que siguió abusando de su gran efectividad. A los 30’ el recién ingresado Ramiro Cortez anotó de manera exquisita el quinto gol para el local y, cinco minutos más tarde, nuevamente el delantero, tras capturar un rebote otorgado por Bertholet, estiró la cuenta personal y decretó el definitivo 6 a 1.
Los últimos minutos sólo sirvieron para que Cortez malogre increíblemente un mano a mano estrellando el balón en el palo.
De esta manera, el partido culminó con una gran goleada a favor del último campeón que ratificó categóricamente su poderío y su chapa de campeón. Ahora, deberá demostrarlo a lo largo del torneo.