En un partido con altibajos técnicos, sin una concepción pragmática ni efectiva en el concepto ofensivo, Playosa e Yrigoyen repartieron virtudes y defectos con paridad absoluta, en un cero a cero que pareció convencer a los protagonistas.
El comienzo fue de nivel aceptable, con tendencia al juego de avanzada y presión permanente sobre las estructuras defensivas. Pareció más coordinado en la comunicación mediocampo-ataque Yrigoyen, pero progresivamente el albo salió de su encierro, equilibrando el juego en la zona organizativa. Por momentos el trámite se tornó impreciso, aunque los delanteros no cejaron en su ambición para llegar con posibilidades a las posiciones de Garetto y Merani. Sin embargo, esa actitud no reportó situaciones claras de riesgo y la posibilidad del gol sólo estuvo latente en forma esporádica.
Como acciones aisladas, ciertos lanzamientos libres para el “Diablo” ejecutados por Gabetta y solventados por la oposición de Garetto o rebotes en el área, que no pudieron ser definidos por los siempre peligrosos Marín y Novillo. En el local la mayoría de sus intentos pasó por la inteligencia de Servetti, apoyado en el desplazamiento constante de Marengo; esas intenciones no fructificaron debido a la firme oposición de Ortiz y Burello, expeditivos y atentos, precisos en su gestión de impedir complicaciones a Merani.
Sobre los 30 minutos, en momentos que el huésped mostraba un estilo ofensivo más homogéneo y compacto, se produjo la insólita actitud de Novillo, quien en disputa de balón con Juan Aimar, le aplicó un golpe intencional en el rostro, motivando la caída del jugador local y el fallo del árbitro Palacios, que determinó la inmediata expulsión del delantero visitante.
A los 40 minutos, el árbitro no sancionó una falta sobre Servetti en el área del “Rojiblanco”, privando al albo de una clara oportunidad de gol, y generando lógicas protestas de sus jugadores, en la jugada de mayor peso ofensivo que elaboró Playosa en los primeros 45 minutos.
En el análisis del parcial, el cero a cero marcó una igualdad coincidente con la escasa generación de ambos equipos, aunque el visitante mostró momentos de mayor higiene en el traslado, pero sin exhibir aptitud en la zona de definición, desaprovechando la capacidad de Marín a la hora de buscar diferencias a su favor. El trámite fue intenso, pero tuvo evidentes carencias técnicas y estratégicas que conspiraron para que el gol fuera conclusión real del andar de ambos conjuntos.
El segundo período fue menos convincente que el primero; ninguno de los dos supo aprovechar la ventaja numérica derivada de las expulsiones. Playosa intentó una mejoría en su esquema de ataque, pero careció de profundidad y nivel creativo, intentando inquietar a Merani con algún disparo de media distancia que no le aportó beneficio, mientras que Yrigoyen pareció conformarse con la igualdad de visitante.
Hubo deficiencias en los intentos, sin operatividad ni reflexión a la hora de llegar al gol, permitiendo un tranquilo pasar de los arqueros que prácticamente no intervinieron en el desarrollo. Pocos matices de expresión ofensiva convirtieron al partido en una lucha sin atributos ni brillo técnico, con reiteración de envíos sin destino fijo y escasa precisión para resolver en las instancias favorables.
Ese sistema inadecuado e impreciso de juego, tiñó al complemento de errores generales, aspecto que tampoco se modificó luego de que el árbitro expulsara de manera conjunta a dos jugadores albos: a Lucas Sachetto por doble amonestación y a Semenzín por improperio verbal. Quedaron para la crónica algunos chispazos de Luis Rodríguez, el jugador más claro del partido; y ciertas réplicas finales del local, que pudo convertir en el instante final, cuando en su opción más clara Piva limpió a dos rivales y su disparo se fue apenas desviado.
Un empate que quizás conformó a todos, pero que a la hora de definir el partido como expresión futbolística, dejó una muy pobre expresión.
El árbitro
El árbitro Oscar Palacios condujo correctamente hasta la primera expulsión y luego se dejó influenciar por las protestas y exigencias de los jugadores. Al final pareció querer optar por el resultado equitativo. Obvió un penal contra Servetti en el primer tiempo.